viernes, 12 de febrero de 2016

EL CLASICISMO ALEMÁN



Weimar como capital cultural en contraposición a París.
El clasicismo de Weimar fue un movimiento cultural y literario europeo, todo empezó con la idea de la Duquesa Ana Amalia de Brunswich-wolfenbüttel que creó un círculo de poetas y pensadores. A estos poetas y pensadores pidió que trasladaran a vivir a esta pequeña  ciudad bajo su mecenazgo, algunos de estos poetas y pensadores todavía no habían alcanzado gran renombre en las letras alemanas y por ende europeas. Las principales  figuras del clasismo de Weimar fueron Goethe y Schiller, el primero tomo la idea de la Duquesa Ana Amalia de Brunswich-wolfenbüttel como suya y se entregó a la tarea con entusiasmo. Podemos decir que con la muerte de Goethe, muere la idea primigenia de hacer una ciudad cultural de ámbito europeo y aglutinadora de la cultura y el pensamiento alemán. Se podría afirmar que el periodo que va desde 1788 a la muerte de Goethe en 1832, es el periodo que conocemos como Clasicismo de Weimar, es decir, desde el regreso del viaje a Italia de Goethe hasta su muerte.
El estatus de Weimar como movimiento clásico ha sido cuestionado por algunos académicos e historiadores, sobre todo fuera de Alemania. Su creciente importancia inmediata precipitó una mayor conciencia dentro de los participantes del movimiento y los estudios alemanes, Schiller y Goethe con su visión de la antigüedad clásica fueron precursores “prematuros” de este movimiento en busca de los ideales estéticos (sobre todo) y el espíritu nacional de la antigua Grecia y Roma, para tomarlos de ejemplo para la emergente nación alemana. Goethe pretende hacer de Weimar un símbolo de la cultural de la nacionalidad alemana, y de ahí le creación de la nación alemana, que no existía como tal. Todo ello en contraposición a un París capital de la mundial a una Francia bien delimitada en sus fronteras, exportadora de su cultura con la expansión imperialista de Napoleón.
Sus esfuerzos calaron e influenciaron en la filosofía, la ciencia, la psicología, el arte y literatura, con un retorno al clasicismo estético.
La ilustración alemana con un fuerte carácter neoclásico, supuso la síntesis del empirismo y racionalismo, aunque como unidades independientes sin un concepto de nación, sí de nacionalidad, pero no de nación.
 En los movimientos filosóficos con un marcado aire empirista y racionalista encontramos las obras de Christian Thomasius (1655-1728) y Christian Wolf (1679-1754) hacen que la filosofía sea ampliamente divulgada (Popularphilosophen), en muchas revistas (moralische Wocheuschriften), periódicos, enciclopedias, diccionarios junto a su oposición; el pietismo, movimiento Luterano fundado por Philipp Jakob Spener durante el S.XVII, movimiento muy influyente a través del Protestantismo y el Anabaptismo, este movimiento empezó en Leipzig. Esto provocó  la expansión de la lengua alemana y de la cultura europea.
La imposibilidad de una visión de sentido común, de unir “sentimiento” y pensamiento, así como de cuerpo y mente, conduce a Kant a hacer una serie de críticas dividiendo las ciencias, la estética y la moral.
La estética como ya hemos comentado fue la principal fuente de preocupación para los filósofos. El término estética fue acuñado por Alexander Baumgarten (1714-1762), en 1735 y lo definió en su Aesthetica de 1750, con connotaciones de ciencias de bajas facultades, en referencias a el sentimiento, sensaciones… Que habían sido negadas por los ilustrados. A pesar de todo, la confusión con el término latino debido a su uso de acuerdo a las interpretaciones alemanas llevaron a subestimar su logro. No era la búsqueda de sensaciones positivas, sino una forma de conocimiento. El énfasis de Baumgarten en la necesidad de conocimiento “sensible” es el punto de partida de los prerrománticos alemanes, formando el movimiento conocido como Sturm und Drang  (Tormenta e ímpetu) en 1765, del que Goethe, Schiller y Herder fueron miembros ilustres.
Todos estos movimientos culturales y publicaciones pusieron la primera piedra de una lucha cultural (Kulturkampf) que sería conocida posteriormente como el periodo de Clasicismo de Weimar.
 Goethe comenta la dificultad que tiene cohesionar al pueblo alemán como nación.
También nosotros, en el centro de Alemania, hemos tenido que esforzarnos para adquirir una brizna de sabiduría. Por cuanto, en el fondo, todos hemos llevado un vivir aislado y miserable. Del verdadero pueblo, muy poca cultura nos proviene, y todos nuestros talentos, nuestras cabezas más firmes, aparecen diseminadas por toda Alemania. Uno de estos talentos lo encontramos en Berlín, el otro, en Viena, hay otro en Königsberg, y aunque uno en Bonn o en Düsseldorf, cada uno, separado de los demás por cincuenta o cien millas, de tal forma que los contactos personales y el intercambio personal de ideas son aquí una excepción. Como iría todo si las cosas no fueran así... (Conversaciones con Goethe J.P. Eckermann, jueves 3 de mayo 1827).
Una figura clave en el Clasicismo de Weimar es Wilhelm von Humboldt (Potsdam 22 de junio de 1767, 8 de abril de 1835 en Tegel, Berlín), aunque algunos autores lo consideran un socio menor (Berglar,  Wilhelm von Humboldt. Rowohlt-Verlag, Reinbeck 1970, ISBN 3-499-50161-9). Wilhelm von Humboldt conoce a Friedrich Schiller y Goethe en las navidades de 1789 en Weimar donde va a pasar unos días con su prometida,  después de haber estado en el París revolucionario con un antiguo profesor Joachim Heinrich Campe.
Conocedor de la cultura y la filosofía griega, se traslada a Jena en 1794 donde trabaja con Schiller. El papel que tendrá a partir de ese momento, inicialmente frente a Schiller y posteriormente frente a Goethe, ere el de un análisis agudo, una crítica constructiva y un consejo versado que tuvo gran influencia tanto en las baladas y el Wallenstein de Schiller, como en el Herrmann und Dorothea de Goethe. Años más tarde Goethe en sus conversaciones con Eckermann comenta sobre las influencias recibidas en su obra y en su manera de pensar: “si yo pudiera nombrar todo lo que debo a mis antecesores y contemporáneos, poca cosa quedaría. Y por esta razón no es, en absoluto, indiferente en que época de la vida hemos recibido la influencia de una gran personalidad que nos era remota. Que Lessing, Winckelmann i Kant fuesen más viejos que yo, y que los dos primeros ejercieran gran influencia sobre mi juventud, el último sobre mi vejez, fueron realidades de importancia decisiva en mi vida. Y aunque, Schiller fuera más joven que yo y lleno de jovial ímpetu en el momento que yo comenzaba a sentirme hastiado del mundo, y que los hermanos Humboldt y los hermanos Schlegel comenzaran a ascender delante de mis ojos, fue todo junto de la mayor transcendencia. Por tanto, me produjeron incontables ventajas”. (Conversaciones con Goethe en los últimos años de su vida, J.P. Eckermann, jueves 12 de mayo 1825).
Sobre el conocimiento idealizado de la antigua Grecia de Humboldt y su posterior influencia en el sistema educativo alemán, Peter Berglar comenta: “aunque Humboldt no puede comparársele de lejos en profundidad con Goethe, en dinamismo con Schiller y en creatividad con ambos, quizá haya ejercido mayor influencia que ambos y con seguridad ha ejercido la influencia más duradera sobre el desarrollo alemán”.
Hasta 1797 Humboldt mantuvo una estrecha relación con Schiller en Jena. La relación fue interrumpida en 1795/96 y termino con la muerte de Elisabeth von Humboldt, la madre, cuyo capital pasó a manos de sus hijos y esto hizo que se volvieran totalmente independientes.
Tras la muerte de su madre no le fue posible trasladarse a la hacienda de Tegel, por la campaña de Napoleón en Italia, ya que el lugar era inseguro. Wilhelm se trasladó a París junto con su familia, un París que aún vivía tiempos revolucionarios, allí conoció a varios personajes importantes de la época, como el Abate Sieyès o Madame de Staël. En el verano de 1801 regresa a Tegel con su familia pero solo durante un corto periodo, en la primavera de 1802 le surge la oportunidad de viajar a roma como Representante de Prusia ante la Santa Sede. En Roma convierte la sede diplomática en un lugar de encuentro cultural, allí fueron huéspedes Luciano Bonaparte (hermano de Napoleón), el todavía príncipe Luis I de Baviera, los escultores Bertel Thorvaldsen y Christian Daniel Rauch, además del joven Karl Friedrich Schinkel, Ludwig Tieck y August Wilhelm Shlegel junto con Madame de Staël.
La fascinación que Roma provoca en Humboldt y que justifica su estancia en la ciudad durante seis años, la resume la carta a Goethe del 23 de agosto de 1804:
“Roma es el lugar en el que, en nuestra opinión, se resume toda la Antigüedad. (...) Sin duda, la mayor parte de esta impresión es subjetiva, pero no es sólo el sentimentalismo de encontrarse donde estuvo ese o aquel gran hombre. Es una violenta fascinación que, aunque causada por una ilusión, nos arrastra a un pasado que percibimos como más precioso y elevado, una fuerza que, incluso quien quisiera, no puede resistir, porque tanto el yermo en que dejan el país sus actuales habitantes, como la increíble cantidad de ruinas atraen la vista hacia allí. (...) Pero es solo una ilusión que nosotros mismos queramos ser habitantes de Atenas o Roma. Sólo desde la distancia, separados de todo lo vulgar, sólo como pasado tiene que aparecernos la Antigüedad”.
Pero todas estas ideas e influencias nos llevan al gran ideólogo de Weimar como centro instigador del pensamiento alemán, no solo como nacionalidad, sino también como nación.
Cómo llega Goethe a Weimar y como se plantea dar replica a la aplastante literatura francesa que era encentro de la literatura mundial.
Goethe llega a la corte Weimar en 1775, para entrar al servicio de Carlos Augusto de Sajonia-Weimar-Eisenach heredero del ducado de Sajonia-Weimar e hijo de la Duquesa Ana Amalia.
Abandona la literatura durante prácticamente 10 años, empieza su servicio al ducado como consejero y acaba como una especie de ministro supremo. Deja la literatura aparcada, pero empieza una importante actividad científica; con estudios de óptica, geología, química y osteología (rama en la que descubrió el hueso intermaxilar, que pone una de las primeras piedras en la teoría de la evolución del hombre).
Cuando Goethe llega a Weimar se encuentra con el poeta, traductor y editor Christoph Martin Wieland, (poeta contrario al movimiento “Sturm und Drang”) que hace las funciones de preceptor del heredero Carlos Augusto y su hermano.
Wieland, había fundado una revista en literaria en Weimar “Der teutsche Merkur” que durante su dirección (1773-1789), se convertiría en la revista más influyente de Alemania. Wieland también fijó su residencia en Weimar hasta su muerte (1813).
Por Weimar, también pasaron figuras de la cultura como el filósofo y teólogo Johann Gottfried Herder, o más fugazmente el poeta Jakob Michael Reinhold Lenz o el escritor Friedrich Maximilian Klinger todos pertenecientes al movimiento “sturm und Drang”.
Herder, coincidió con Goethe en Estrasburgo (que por entonces era alemana) 1770, e influyo en este como en los románticos alemanes. En 1776 con la ayuda de Goethe consigue un cargo estatal en Weimar. Allí desarrolló su obra más importante “Ideas para una filosofía de la Historia de la humanidad” y un “Ensayo sobre el origen de la lengua”. Al final de su vida rompió con Goethe y el Clasicismo alemán. Murió en Weimar en 1803.
La unidad cultural alemana, al mismo tiempo permitía la consolidación de esa misma literatura alemana; las que reúnen las ideas de Herder y Goethe, a pesar de sus diferencias, es la certeza que una literatura alemana nacional no puede constituirse más que en relación con un principio universal denominado por Herder “Boferdung der humanität” es decir, en relación con la promoción de la idea de humanidad (A. Martí Monterde. Teoría Literaria y Literatura Comparada. Edit. Ariel. Pág. 336. Sobre una cita de Manfre Naumann;  Entre realité et utopie: <<Goethe et sa notion de la “Weltliteratur”>>, en Gerald Gillespie (ed.), Littérature comparée/Littérature mondiale. Comparative Littérature/world Literature. Actes du Xème Congrès de l’Association internacionale de Littérature Comparée (París, 198), vol. V, París, Nueva York-Frankfurt-Berna, Peter Lang, 1991, pág. 26)
En los territorios del Ducado de Sajonia-Weimar, en Jena Friedrich Schiller había conseguido la catedra, pero sin sueldo. Enseñó historia a pesar de ser catedrático en filosofía; la noticia de que iba a dar clases en Jena llevó a que en su primera lección magistral, a tener que buscar un aula más grande de la prevista por la cantidad de asistentes a dicha clase el título de la charla fue ¿Qué significa y a qué fin se estudia Historia Universal? Tuvo un éxito rotundo. Ese mismo año Schiller entablo amistad con Wilhelm von Humboldt y empezarían una estrecha relación en pos de conseguir una unificación lingüística, cultural y política Alemana.
En 1794 Schiller conoce al editor Friedrich Cotta, que está dispuesto a editar la revista mensual Die Horen (una revista cultural y literaria) y el Musenalmanach (Almanaque  de las musas).
Schiller Consigue que Goethe acepte participar en la revista Die Horen, y se desarrolla un intercambio de correspondencia entre los dos. En 1794 Schiller pasa dos semanas en casa de Goethe en Weimar. En 1788, después del regreso de Goethe de Italia, en Rudolstadt  fue cuando se conocieron Goethe y Schiller, pero no entablaron amistad, por suerte unos cuantos años más tarde, la colaboración entre ambos puso las letras alemanas en el primer nivel Europeo.
En 1795 apareció por vez primera la revista mensual Die Horen y empieza una fructífera colaboración con Von Goethe. En esta revista colaboraron autores como Herder, Johann Gottlie Fichte, August Wilhelm Schlegel, Wilhelm von Humboldt, Alexander Von Humboldt (hermano de Wilhelm), Johann Heinrich voss, Friedrich Hölderlin y Goethe.
De 1796 a 1800 Schiller edita la revista Musenalmanach, donde también colaboran Goethe, Herder, Luwig Tieck, Hölderlin y Schlegel.
En 1797 aparece en el Musenalmanach für das Jahr 1797 (Almanaque de las musas para 1797) las Xenien, en las que Schiller y Goethe se burlan de las desgracias literarias.
Recordando la complicidad entre Goethe y Schiller; Goethe años más tarde en sus con versaciones con E. P. Eckermann del Martes, 16 de diciembre 1828 comenta:
“Los alemanes, no consiguen deshacerse de su espíritu filisteo. Se entretienen en disputas sobre algunas dísticos impresos en la obra de Schiller o en las mías, y tienen como cosa importante descubrir cuales son realmente obra de Schiller y cuales míos. Como si eso tuviera un interés real, como si fuésemos a ganar algo, como sí no fuese suficiente ¡qué los tales dísticos existan!
Amigos unidos durante muchos años por una buena amistad, con intereses idénticos, en cotidiano contacto y constante intercambio, Schiller y yo vivíamos tan identificados el uno con el otro que, en general, no hacía falta dilucidar sí determinados pensamientos aislados pertenecían al uno o al otro. Muchos de aquellos dísticos habían estados creados en común; a menudo, yo había aportado la idea, y Schiller los versos, otras veces fue al contrario; en ocasiones, Schiller hacía un verso y yo el otro. ¿Cómo podríamos hablar de mío y tuyo? Tendríamos que haber caído muy adentro del Filisteísmo para dar importancia alguna a la resolución de tales dudas”. (Conversaciones con Goethe en los últimos años de su vida. J.P. Eckermann. 16 de diciembre 1828)
Schiller se instala en Weimar a finales 1799 y allí vivirá hasta su repentina muerte en 1805.
En París, que es como decir Francia, pues hasta los franceses consideraban que París era el centro del mundo y el resto periferia, habían voces discordantes sobre la manera de concebir la literatura y la cultura por parte de las autoridades imperiales y de ciertos literatos e intelectuales, donde Le Grande France! es indiscutible, donde el chovinismo francés campa a sus anchas. En este escenario aparece Madame de Staël, una mujer con espíritu crítico.
Madame de Staël (Anne Louise Germaine Necker, Baronesa Staël-Holstein por matrimonio), en el salón de su madre conoció entre otras personalidades a D’Ambert, Buffon, Chamfort y Grimm. Tras su matrimonio con el Barón de Staël-Holtein, y en plena Revolución Francesa convirtió  su salón de la rué du Bac, en uno de los principales centros literarios y culturales de la capital francesa, donde se hablaba de política y filosofía sobre todo. Su apoyo a Talleyrand y la posterior caída de la monarquía, hicieron que tuviera que abandonar Francia en 1792.
En 1793 viaja a Gran Bretaña y a Suiza 1794 donde conoció a Benjamin Constant.
Regresó a París en 1795, con ideas republicanas y sueña con una democracia para Francia como la de E.EU.U. Reabre su salón para exponer sus ideas, esto le costó un nuevo exilio a Suiza.
En 1797 regresa a París de exilio y reabre el salón, donde expone su proyecto para Francia. Recibe en su salón a un joven Napoleón victorioso de la campaña de Italia. Ambos se causan buena impresión, pero un poco de desconfianza por parte de Napoleón. Cuando es nombrado Napoleón Primer cónsul y tras unos escritos satíricos (De la literatura) en contra del gobierno de Napoleón, este decide cerrar el salón de Madame de Staël y ordenar su destierro.
Viajó a Weimar 1804 y allí conoció a Goethe y Schiller causando en este último una agradable impresión.
En su exilio Suizo reabrió su salón y escribió varias obras entre ellas Alemania (1810) una obra donde hace una comparativa de la literatura alemana con la francesa, aunque en principio parece que analice las dos literaturas desde una óptica objetiva, lo que en verdad hace es criticar el inmovilismo de la literatura Francesa instalada en el despotismo imperial y en la creencia de que la Literatura es la francesa y otras son intentos de aparecerse a ella, pero sin llegar a conseguirlo. Napoleón mando destruir este libro. Madame de Staël  Comenta:
“Los alemanes, tanto en la literatura como en la política, tienen demasiada con sideración para los extranjeros, en cambio carecen de los necesarios prejuicios nacionales (…) la buena opinión que los franceses tienen de sí mismos ha contribuido mucho a su ascendiente sobre Europa (…) En general los alemanes son sinceros y fieles; casi nunca faltan a su palabra y desconocen la falsedad (…) La capacidad de trabajo y de reflexión es otro de los rangos distintivos de la nación alemana.(…)No hay un país donde los hombres de letras, donde los jóvenes que estudian en las Universidades, conozcan mejor las lenguas muertas y la antigüedad;(…)Los recuerdos de Grecia, el gusto por las bellas artes parecen haber llegado allí por innata disposición.(…) Los franceses ganarían más en concebir el genio alemán, que los alemanes en someterse al buen gusto francés.(…) si se quiere disciplinar a los escritores alemanes según las leyes prohibitivas de la literatura francesa, no sabrían navegar por entre los escollos que se les hubiera indicado; añorarían la alta mar, y sus espíritus estarían más turbados que iluminados” (Madame de Staël, Alemán).
Madame de Staël  aboga por una literatura universal (europea), desde un punto comparativista, para un mayor enriquecimiento de las literaturas nacionales, pero todas desde una igualdad:
“¡Oh, Francia! ¡Tierra de gloria y de amor! Si el entusiasmo se extinguiera un día sobre vuestro suelo, sí el cálculo lo dispusiera todo, y la razón no inspirara más que el menosprecio de los peligros, ¿de qué os serviría vuestro bello cielo, y vuestros espíritus tan brillantes, y vuestra naturaleza tan fecunda? Una inteligencia activa, una impetuosidad sabia os rendirían los maestros del mundo; pero no dejareis más que el trazo de los torrentes de arena, terribles con la marea, áridas con el desierto (Madame de Staël, De l’Allemangne, (1813) cron. E intr. De Simone Balayé. 2 vols. París, Garmier-Flammarion.1968. vol. II. Pág.316))
...El exilio me ha hecho perder mis raíces en Paris, y me he convertido en europea (Carta a Mme. De Berg, fechada en Londres el 5 de mayo de 1814).
… es necesario que en nuestros tiempos modernos, tener espíritu europeo (Mme. de Staël, De l’Allemagne;  vol. II, Pág. 50)
<<Porque no queremos, imagino, hacer en el entorno de Francia la gran muralla China, que impida de penetrar las ideas del exterior>> (Mme. de Staël. De l’Allemagne; Vol. I pág. 47)
No se puede juzgar, sino comparar  (Mme. de Staël. De la litterature…Pág 25)
Las ideas de Madame de Staël, fueron recogidas por los editores de la revista  Le globe, Abel-François Villeman i Jean Jacques Ampere. Y a través de la lectura de esta revista por Goethe y su interés en poner la literatura alemana a nivel de cualquier literatura europea o incluso por encima de cualquier otra (motivo principal por el cual se constituyó el movimiento del Clasicismo de Weimar), hizo que el 31 enero de 1827  Goethe acuñara  el neologismo Weltliteratur (Literatura Univesal) donde la literatura alemana según Goethe tenía un papel primordial.
Conseguir el nivel universal requiere gracia y suerte, y hoy nos podemos sentir orgullosos de tener las dos. Ya qué, durante muchos años, hemos favorecido de manera fehaciente estos estadios sucesivos, pero hace falta alguna cosa más para cumplir aquello que ahora vemos. La unión de todos los círculos de cultura, que ahora nada más se tocan, la convicción de un único propósito, y de cómo es necesario estar al corriente del curso del mundo contemporáneo en el sentido ideal y real. Las literaturas extranjeras se sitúan en el plano de igualdad con la nuestra, y nosotros no quedamos detrás en la circulación mundial. (J. W. von Goethe. Épocas del desarrollo social. Discurso inaugural del museo de la lectura de Weimar, en presencia del canciller Müller, pronunciado el 25 de abril de 1831).

                  

Bibliografía:
-          Antoni Marí (30/11/2011)   
-          https://es.wikipedia.org/wiki/Johann_Wolfgang_von_Goethe
-          es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Schiller
-          es.wikipedia.org/wiki/Herder
-          J.P Eckermann (Converses amb Goethe, en els darrers anys de la seva vida. Trad. J. Bofill i Ferro. Edit. Columna)
-          J. LLovet- N. Catelli- A. Martí Monterde- D. Viñas Piquer (Teoría Literaria y Literatura Comparada. Edt. Ariel. ISBN. 978-84-344-7055-2)
-          www.biografiasyvidas.com/biografia/s/stael.htm
-              historiaybiografias.com  › Grandes Biografías
-          es.wikipedia.org/wiki/Anne-Louise_Germaine_Necke


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