martes, 6 de febrero de 2018

Estudio hermenéutico del poema de Federico García Lorca, NIÑA AHOGADA EN EL POZO



NO SE PUEDE IMAGINAR LO QUE NO EXISTE[1]
ANÁLISIS DEL POEMA NIÑA AHOGADA EN EL POZO
DE FEDERICO GARCÍA LORCA






Pregunta: ¿Qué relación hay entre el agua y la muerte en el poema?

Corpus: Niña ahogada en el pozo

Esquema del planteamiento:
·         Época en que se escribió.
·         Momento artístico del autor.
·         La muerte vista por el autor.
·         Los símbolos: agua, luna, muerte, etc.
·         Compresión del poema hermenéuticamente.
·         Conclusión.

Horizonte: tratar de desentrañar la relación poeta-poema-muerte.

Proceso de compresión: analizar verso por verso buscando palabras claves y símbolos que permitan la compresión del poema.


1.      Época en que se escribió.

Niña ahogada en el pozo es un poema escrito por Federico en su estancia  en la ciudad de Nueva York, el subtítulo  Granada y Newburg sugiere que los paisajes que le evocaron el poema, los de Newburg le recordaban a la Granada rural, lo cual según Ángel del Río,[2] hace equivocadamente, pues sitúa el poeta a Newburg en la zona de Castkill, esta sí una zona con grandes pozos cerca de la granja donde Lorca pasaba unos días de vacaciones, pozos parecidos a los de  Granada.  Niña ahogada en el pozo se escribió en diciembre de 1929 [el poeta estaba en Estados Unidos desde finales de junio de ese mismo año], en el campo de Vermont, junto al poema El niño Stanton, se refieren a niños de la granja de Bushnellsville, cerca de Shandaken, donde se alojaba Lorca. Federico localiza estos poemas en Newburg donde fue a visitar a Onís[3] después de dejar  a Ángel del Rio, por el desconocimiento posiblemente de la comarca o por una sonoridad preferida por el poeta en el subtítulo. Otro poema de la misma sección (Sec. V. En la cabaña del Farmer. Campo de Newburg[4]) Vaca, sabemos que fue inspirado por un hecho ocurrido en Vermont. En otras secciones del poemario tampoco queda clara la geografía de estas.[5]
Lorca en una de sus conferencias recital, sobre Poeta en Nueva York, comenta sobre los poemas de la obra:
       La calidad de una  poesía de un poeta no se puede apreciar nunca a la primera lectura, y   más esta clase de poemas que voy a leer que por estar llenos de hechos poéticos dentro         exclusivamente de la lógica lírica y trabados tupidamente sobre el sentimiento humano     y la arquitectura del poema, no son aptos para ser comprendidos rápidamente sin la       ayuda cordial del duende.[6]

 El  duende que sustituye  las musas del Parnaso. El término  duende es típico en el flamenco o en Andalucía,  para referirse a un artista que tiene mucha calidad o incluso que aporta algo diferente al arte que cultiva.  Esperemos que el duende nos ayude también a nosotros a desentrañar la metáfora en este poema de Federico García Lorca.
2.      Momento artístico del Autor.

Ante la conclusión que podríamos extraer de una primera aproximación a la obra en conjunto, el eje central no es la ciudad de Nueva york, sino la interioridad del poeta. Así lo indica las constantes referencias que hace el autor, “un poeta que soy yo,” como dice en sus conferencias recital o en referencia al título de la obra, donde dice que en vez de titularse la obra “Poeta en Nueva york, tendría que haberse titulado, Nueva york en un poeta.”[7] También la presencia de dibujos del autor en la obra donde abundan los autorretratos, figura del poeta de forma esquemática. Se aprecia una clara influencia del surrealismo francés en sus poemas, la obra poética lorquiana está llena de símbolos propios de los gustos tradicionales, aunque el autor cambia esta simbología dándole matices propios únicos y vanguardistas. Aportando con ellos un aire fresco y moderno a la poesía española del primer tercio del siglo XX. La poesía de Lorca se define por unas claves genuinas y peculiares con un tema central, la frustración. Lorca escribía sobre la búsqueda de los orígenes, el amor, el sexo y la muerte. Su poesía es el reflejo del sentimiento trágico de la vida.
 Lorca conjuga perfectamente la tradición y la renovación de la poesía, podemos encontrar en su obra influencia de poetas de épocas pasadas como Quevedo, Góngora, Fray Luis o Garcilaso, pero también de artistas más contemporáneos de nuestro poeta como Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío o Antonio Machado; y como  hemos dicho más arriba lo mezcla con el surrealismo francés y la tragedia ancestral andaluza, produciendo una poesía única.
La máxima del surrealismo, es que la obra debe asombrar al receptor mediante la unión de elementos no conjugados hasta la génesis de un nuevo proyecto, y en el conjunto de la obra Poeta en Nueva York, se deja sentir. Muchos de  los poemas cumplen con este precepto surrealista. Pero eso sí, la obra está sometida a una configuración lógica, claramente definible en la estructura externa del libro derivada de los títulos de las secciones. Pero también es evidente que el contenido de sus poemas donde los temas se repiten, aunque a veces des de perspectivas distintas, en diferentes composiciones. La visión de la ciudad, o la expresión del sentimiento amoroso del poeta, no se agotan en una sola creación, sino que están esparcidas a lo largo del poemario, proporcionándole una coherencia interna difícilmente discutible.
En cuanto a la estructura formal podemos destacar que Lorca abandona las formas tradicionales y populares (romances, sonetos, canciones) y transmuta a formas vanguardistas (verso libre, léxico e imágenes surrealistas).

3.      La muerte vista por el autor.

No hay duda que la muerte está muy presente en la obra de Lorca –también su trágico final, a modo casi premonitorio parece estar en sus composiciones –. La muerte para nuestro poeta no es un proceso natural, un acabamiento, sino una frustración. No ve Lorca la muerte como Jorge Manrique, para el que “llegar es el morir”. Para Federico el morir es un no llegar, porque la muerte siempre nos sorprende en medio de la jornada, y toda muerte es en cierto modo, para Lorca, un asesinato, una violencia desatada. Por eso, creo que su obra está impregnada de violencia, y es que esa violencia es la verdadera cara de la muerte.
García Lorca habla de las muertes naturales y de las muertes violentas, pero, premonitoriamente, se siente más atraído por las segundas. Sus personajes no suelen morir “decentemente en sus camas”: ni los reales (Sánchez Mejías), ni los ficticios (la Adela de La casa de Bernarda Alba; Juan, el marido de Yerma o Antoñito el Camborio), ni los de personajes reales, pero de muerte ficticia (Mary de Niña ahogada en el pozo).
Un año antes de su asesinato había confesado a Carlos Morla Lynch (1888-1969): “Yo tengo pánico a la muerte, no por lo que venga después, que me tiene sin cuidado, sino por el espanto que me infunde la idea que puedo “sentir” que “me voy”, que me voy a despedir a despedir de mí mismo… Yo me tengo un gran cariño.”[8]
En un viaje a Buenos Aires, confesará:
             La muerte… ¡Ah! en cada cosa hay una insinuación de muerte. La quietud, el       silencio, la serenidad, son aprendizajes. La muerte está en todas partes. Es la    dominadora… hay un comienzo de muerte en los ratos que estamos quietos. Cuando        estamos en una reunión, hablando serenamente, mirad los botines de los presentes. Los             veréis quietos, terriblemente quietos, tienen un obsesionante aspecto de muerte. Al ver      unos pies quietos, con esa quietud trágica que solamente los pies saben adquirir, uno   piensa: diez, veinte, cuarenta años más y su quietud será absoluta. Tal vez unos minutos. Quizá una hora. La muerte está en ellos.[9]
Como vemos el poeta se fija en cualquier detalle que le rodea, y en ellos refleja ese temor a la muerte y al sufrimiento. También posiblemente a la soledad y no hay mayor soledad que la de estar muerto, que aunque sea compartida siempre es solitaria.

4.      Los símbolos.

Los principales símbolos en la poesía de Lorca son:
·         La luna. Simboliza la muerte pero también el erotismo y la belleza.
·         Los metales. También es la muerte. Se asocian a las navajas que conllevan por tanto tragedia. Clavos y alfileres. También armas de fuego que hieren.
·         El agua. Estancada significa muerte, cuando corre significa vida.
·         Caballo y jinete. La muerte aunque también el erotismo masculino y la fuerza.
·         Caballo. Pasión, instinto desenfrenado, Muerte.
·         La sangre. Simboliza la vida (aunque derramada es muerte). También fecundidad.
·         Las hierbas y el color verde. Nos remite a la tragedia y la muerte.
·         Pozo. Pasión estancada, sin salida.
·         Ojos-espejo- la luna (gran espejo del mundo)
·         Viento. Erotismo masculino.
Hay que añadir a estos significados Lorca le da una impronta personal, lo que multiplica  y enriquece las posibilidades de interpretación.
Las metáforas utilizadas por Lorca son arriesgadas y particulares, relacionan elementos opuestos, transmitiendo sorpresa. Parecen fáciles de interpretar, pero debido a su gran complejidad expresiva resultan difíciles y oscuras, aunque bellas.  “Hija directa de la imaginación es la  metáfora –dice Lorca–,  la hija legítima y lógica, nacida muchas veces al golpe rápido de la intuición o en la lenta angustia del presentimiento.” Continúa  diciendo que: “es imposible aislarse de la imaginación y la realidad.
La metáfora no puede permanecer en el vacío ni crear relaciones donde no las hay. La manera esencial de crear es mecanismo; necesita del orden y del límite.”[10]
En el poema que vamos a analizar a continuación encontraremos algunos de estos símbolos y metáforas, es un claro ejemplo de la poesía surrealista y un tanto oscura de la última etapa del poeta.
Niña ahogada en el pozo
(Granada y Newburg)

            Las estatuas sufren con los ojos por la oscuridad de los ataúdes,
            pero sufren mucho más por el agua que no desemboca.
            …que no desemboca.

            El pueblo corría por las almenas rompiendo las cañas de los pescadores.
            ¡Pronto! ¡Los bordes! ¡Deprisa! Y croaban las estrellas tiernas.                                5
            Que no desemboca.

            Tranquila en mi recuerdo, astro, círculo, meta,
            lloras por las orillas de un ojo de caballo.
            …que no desemboca.
           
            Pero nadie en lo oscuro podrá darte distancias,                                                         10
            sino afilado límite: porvenir de diamante.                                        
            …que no desemboca.

            Mientras la gente busca silencios de almohada
            tú lates para siempre definida en tu anillo.                               
            …que no desemboca.                                                                                                15

            Eterna en los finales de unas ondas que aceptan
            combate de raíces y soledad prevista.
            …que no desemboca.

            ¡Ya vienen por las rampas! ¡Levántate del agua!
            ¡Cada punto de luz te dará una cadena!                                                                    20       
            …que no desemboca.

            Pero el pozo te alarga manecitas de musgo,
            insospechada ondina de su casta ignorancia.
            …que no desemboca.

            No, que no desemboca. Agua fija en un punto,                                                        25
            respirando con todos sus violines sin cuerdas
            en la escala de las heridas y los edificios deshabitados.

            ¡Agua que no desemboca!


5.      Comprensión del poema hermenéticamente.


El poema se compone de nueve estrofas, ya que el último verso aunque suelto pertenece a la última estrofa. La rima es libre.
En el verso 1.º nos encontramos con Las estatuas, se refiere a las niñas muertas, blanca la piel entono marmóreo como una estatua fría e inmóvil.. El subtítulo del poema hace referencia a dos episodios de ahogamiento de niñas uno real y otro imaginado por Lorca, uno en Granada que Lorca presenció como la sacaban a una niña de un aljibe en que se ahogó, el real  y otro el de Mary, hija del granjero donde Lorca pasaba unos días de vacaciones en Catskills, el ficticio, ya que este no ocurrió, pero que Lorca relata como si hubiese ocurrido, puede que el poeta se identificará con la niña, con la inocencia de ella, la muerte de esta niña también es la muerte de una parte del Lorca anterior a su viaje a Nueva York, en el niño muerto se encarna el destino todo poeta futuro, quien llevará dentro de sí un niño muerto y por tanto inmortal. Continúa el verso sufren con los ojos por la oscuridad de los ataúdes. Oscuridad, ataúd es una clara referencia a la muerte de la niña. Oscuridad también de la profundidad del pozo. La segunda muerte es simbólica, el poeta la vive como si fuera su propia muerte ahogado en un pozo. No hay que olvidar que el poeta estaba pasando una depresión, por la pugna que sostiene consigo mismo por su homosexualidad, la angustia que siente en Granada, como un ahogo que le hace buscar nuevos aires, y por ello decide aceptar la invitación para viajar a Nueva York de su antiguo profesor Fernando de los Ríos.
Verso 2.º Pero sufren mucho más por el agua que no desemboca. El agua estancada en el pozo, es el agua que no desemboca que es la muerte –contraria al río que es la vida–, un agua fría, donde la muerte no viene en seguida, donde el que se ahoga lucha por su vida, lucha y vida son perdidas.
Verso 3.º Que no desemboca. Verso que se repetirá como un estribillo en las nueve estrofas, a modo de eco que repite el pozo, el grito de lamento del poeta “¡agua que no desemboca!” grito que se producirá final del poema, en el verso suelto dando esa sensación también circular del poema, cómo circular suele ser el pozo y circulares son las ondas que se producen en el agua estancada cuando un objeto cae dentro de esta. Esta forma circular en los poemas es muy típica en la poesía de Lorca, poemas cerrados, casi obsesivos. Dando la sensación de algo de lo que no se puede escapar.
Encontramos un claro ejemplo esta circularidad en la forma de sus poemas en el Romance Sonámbulo en donde los primeros y los últimos versos dice: Verde que te quiero verde. / Verde viento. Verde ramas. / El barco sobre la mar / y el caballo en la montaña. El adjetivo verde (gitano, muerte), lo esparcirá de una forma obsesiva por todo el poema. Aquí lo hará con el agua está estancada (muerte).
Verso 4.º  El pueblo corría por las almenas rompiendo las cañas de los pescadores. El pueblo desesperado busca a la niña desaparecida, interrumpen a los pescadores que tranquilos están pescando.
Verso 5.º ¡Pronto! ¡Los bordes! ¡Deprisa! Y croaban las estrellas tiernas. Increpan a los pescadores, a la gente que impávida se queda mirando y no ayuda en la búsqueda; hay que buscar en todas partes en los bordes de todo, es decir en aquello a simple vista no se ve. Y croaban, el canto de las ranas anunciando la caída de la noche; el verde de las ranas anuncia la muerte. Las estrellas y con ellas la noche llega, reflejadas en el agua del pozo, tiernas porque son solo unas pocas las que han salido, tierna e inocente es también la niña que se ahoga.
Verso 7.º Tranquila en mi recuerdo, astro, círculo, meta. La niña ahogada que Lorca vio en Granada permanece en el recuerdo del poeta, tranquila como si durmiera. Continua el verso astro, la luna, que es muerte, pero también es luz en la noche, y belleza de la niña; circulo, el pozo redondo, o el circulo que forma la luna llena; meta, el fina de la pobre niña, que ya ha llegado a su meta, una meta demasiado cerca del inicio, la meta de un recorrido muy corto.
Verso 8.º  lloras por las orillas de un ojo de caballo. El llanto de desespero de la niña que nadie viene a rescatar del pozo de aguas oscuras y profundas como el ojo de un caballo, donde nos podemos reflejar como en un espejo. El caballo la muerte, a la que la niña mira de cara, pero que no puede vencer.
Verso 10.º  y 11.º  Pero nadie en lo oscuro podrá darte distancias, /sino afilado límite: porvenir de diamante.  Nadie podrá salvar a la niña ahogada, la muerte lo oscuro a vencido. Su límite son las redondas paredes del pozo, y encerrada entre ellas como un diamante en su anillo encastrado –diamante que hace referencia al a belleza de la niña como un diamante –. Su recuerdo también permanecerá perenne ligado al pozo.
Verso 13.º y 14.º Mientras las gentes buscan silencios de almohada, / tú lates para siempre definida en tu anillo. Mientras la gente en sus casas, ajenos a la tragedia, busca la hora de irse a dormir, la niña siempre será recordada en su anillo que es el pozo, late, es decir, vive en el recuerdo ligada al pozo ¡Aquí murió! Exclamaran los vecinos al pasar por el pozo.
Verso 16.º y 17.º Eterna en los finales de una onda que aceptan / combate de raíces y soledad prevista.  Permanece la niña muerta, eterna, ya ha pasado a la eternidad al dejar la vida, sola, ella sola se ha tenido que enfrentar a su propia muerte, junto a las ondas que forma el agua cuando cae algo en ella y como las raíces que no pueden salir de la tierra porque están clavadas en ella, la niña permanece en el pozo sin poder salir, después de la lucha, combate, que ha tenido la niña por su vida contra el agua.
Verso 19.º, 20.º y 21.º  ¡Ya vienen por las rampas! ¡Levántate del agua del agua! / ¡Cada punto de luz te dará una cadena! /… que no desemboca.  Ya han encontrado a la niña, el poeta la interpela ¡Levántate! Parece que hay alguna esperanza de vida, es un grito angustiado del poeta, esperanzado está el poeta en que la niña se agarre a la luz, que posiblemente llevan los que la están buscando de noche; que se agarre a la luz que es la vida, contraria a la oscuridad de la muerte, la luz le dará una cadena para escapar del pozo. Pero la estrofa acaba como todas las demás, con el agua de muerte, con el agua estancada, con el agua que no desemboca, la niña está muerta y ya es inevitable.
Verso 22.º  y 23.º Pero el pozo te alarga manecitas de musgo, / insospechada ondina de su casta ignorancia. El pozo retiene a la niña para sí, la sujeta con sus manecitas de musgo. El musgo verde, símbolo de muerte, la atrapa. El pozo se la queda, cual ninfa acuática Ondina, de espectacular belleza y pureza; la niña es casta, es decir virginal, la pequeña ahogada es inocente e ignorante de su tragedia, antes de caer en el pozo.
Verso 25.º   No, que no desemboca. Agua fija en un punto, agua estancada en un punto, fija como la muerte, de la que no se puede regresar, el agua fija no se puede escapar a ningún lado, no se mueve, la pequeña ahogada tampoco.
Verso26.º  respirando con todos sus violines sin cuerdas. Un violín si cuerdas, es un violín mudo. Como la niña ahogada, ya en silencio, muda. Su cuerpo es pequeño, bien formado, proporcionado, pero inútil, no suena, no puede sonar le falta lo esencial, lo que da vida al violín las cuerdas. A la pequeña al igual que al violín le falta lo esencial de la vida, el aire en los pulmones, ahora llenos de agua mortal.
Verso 27.º  en la escala de las heridas y los edificios deshabitados. El poeta, se refiere ahora al lugar desde donde escribe el poema, la ciudad de Nueva York, el herido por el amor y aunque su dolor está mitigado por la distancia de España,  aún  hay dolor, su dolor está en una escala menor en Nueva York. La sensación edificios deshabitados, nos dice Lorca que la tiene en la gran ciudad, donde los edificios, los rascacielos tienen grandes ventanales iluminados hasta de noche, donde no se va a nadie, como si no se habitara en ellos. También son los edificios deshabitados una cosa inútil como los violines sin cuerda.
Verso 28.º ¡Agua que no desemboca!  Es el grito de desesperación del poeta, que se repite como un eco en un pozo, eco que da musicalidad al poema y circularidad. Grito que encierra toda la carga simbólica del poema, la muerte y la pena que el poeta nos ha relatado a lo largo del poema. Encierra también, toda la historia de la metáfora lorquiana del agua estancada, parada, eternamente inmóvil, como la imagen de la propia niña ahogada en el aljibe granadino que perdurará para siempre en el recuerdo del poeta.

6.      Conclusión.

Como respuesta al planteamiento inicial de la relación entre el agua estancada y la muerte, vemos que es clara. El agua inmóvil, parada como dice en el poema en un punto fijo, es la representación de la muerte, donde todo se para, el corazón deja de latir y los pulmones dejan de “exigir el aire trece veces por minuto,” como como diría Gabriel Celaya. Los cuerpos muertos también inmóviles como el agua del pozo o las estatuas del inicio del poema. Lorca siempre obsesionado con la muerte, posiblemente porque tenía miedo a esta, a lo incierto, dentro de la mayor certeza que es la muerte.  Lorca amaba la vida y precisamente por este amor a la vida podríamos decir que se hallaba en las antípodas del “muero porque no muero” de Teresa de Ávila. Estas ganas de vivir son las que provocan esa obsesión por la muerte del poeta. Con todo en un intento de escapar de la muerte personal el poeta trata de vincularse al mundo duradero de la naturaleza, donde los ciclos vitales y cósmicos siguen su ritmo inexorable de marcha infinita. Pero el individuo muere –aunque el poeta perdure –y el mundo sigue. Nada se detiene. La resignación ante la muerte no solo consiste en aceptar serenamente nuestro destino personal, sino también aceptar que el mundo seguirá existiendo sin nosotros.
García Lorca en Niña ahogada en el pozo, al igual que todo el poemario de Poeta en Nueva York, nos muestra un poeta que quiere romper con la fama de poeta de los gitanos y folclórico que le acarreó Romancero Gitano –tan criticado, por ejemplo, por su compañero de la Residencia de Estudiantes, Luis Buñuel –, pero lo hace sin renunciar a sus símbolo, sin renunciar a la crítica social y al capitalismo, poniéndose siempre al lado de los oprimidos y de los que sufren algún tipo de represión, ya sea por su raza o condición sexual.
Lo que parece claro es que el Federico García Lorca que se fue a América, preocupado por su condición sexual, dependiente de su padre en lo económico, se quedó allí; a su regreso ya no se preocupó de ocultar tanto su condición sexual, ni le creaba ninguna contradicción; también su creación teatral tuvo gran éxito, lo cual le dio independencia económica de sus padres. También en lo poético a raíz de poeta en Nueva York, asumió cuotas de mayor dificultad en su verso como el Diván del Tamarit.

























Bibliografía:

Eisenberg, D. (1976). “Poeta en Nueva York”: historia y problemas de un texto de Lorca. Barcelona. Ed. Ariel S.A
Gallego Morell, A. (1993). Sobre García Lorca. Granada. Publicaciones de la Universidad de Granada.
García Lorca, F. (1984). Conferencias II. Madrid. Ed. Alianza Editorial.
García Lorca, F. (2003) [1988]. Poeta en Nueva York. Madrid. Ed. Catedra (Grupo Anaya, S.A.)
Garcia-Posada M. (2012) [1981]. Lorca: Interpretación de Poeta en Nueva York. Madrid. Ed. Akal, S.A.
Jaén i Urban, G. (2014). El paisaje urbano de Nueva York en la obra escrita de Federico García Lorca. Alicante. Publicaciones de la Universidad de Alicante.
Lopez Castellón,E. (1981). F. García Lorca el poeta ante la muerte. Madrid. Ed. Felmar.
Von Koppenfels, M. (2007) [1998].  Introducción a la muerte. La poesía neoyorquina de Lorca y el duelo de la lírica moderna. Zaragoza. Druck und Einband: INO Reproducciones S. A. KASSEL. EDITION REICHENBERGER. 2007. Einführung in den Tod. García Lorcas New Yorker Dichtung und die Trauer der modernen Lyrik. Trad. José Luis Reina Palazón, revisión de Rosa Rib


[1] Federico García Lorca. (1984) Conferencias II. Madrid.  Ed. Alianza Editorial. p.14. Frase pronunciada dentro de la conferencia: Imaginación, inspiración, evasión. Texto recogido de  El Defensor de Granada. Granada,  11 de octubre 1928.
[2] Ángel del Río (1901-1962). Catedrático de Lengua y Literatura española de La Columbia Universiti en Nueva York, amigo personal de Lorca.
[3] Federico de Onís Sánchez (1885-1966) Profesor, filólogo, crítico literario e hispanista.
[4] F. García Lorca. (2003) [1988].  Poeta  en Nueva York. Edición de María Clementa Millán.  Madrid .Ed. Catedra.
[5]Ibíd. p.65. Ver  también  D. Eisenberg. (1976). Poeta en Nueva  york: historia  y problemas de un texto de Lorca. Barcelona. Ed. Ariel. pp. 164-166.
[6] Federico García Lorca, conferencia recital Un poeta en Nueva York. Conferencia pronunciada en diferentes ciudades españolas entre 1931 y1935. Recogida  por la revista digital  Circulo de poesía 19/8/2016. circulodepoesia.com/…eta-en-nueva-york-conferencia
[7] Ibíd.
[8] Enrique López Castellón. (1981). F. García Lorca. El poeta ante la Muerte. Madrid. Ed. Felmar.  p.90.  El entrecomillado de las cursivas y las cursivas son  mías.
[9] Ibíd. p. 90.
[10] Federico García Lorca, Conferencias II, óp. .cit.  p.29. La mecánica de la poesía. La Habana, primavera de 1930. Texto publicado en  Diario de la Marina.

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