martes, 30 de diciembre de 2014

Los libros digitales



Los libros digitales, ¿estímulo o sentencia de muerte para las editoriales?
Los libros electrónicos no acaban de calar en la sociedad actual, cada vez más informatizada, pero tradicional en lo referente al soporte de su literatura.
Las ventas de libros electrónicos están a gran distancia de las de los libros editados en papel; el libro más vendido en 2013 en España registró 1900 descargas y el segundo 1500, lo que significa que por cada 200 libros vendidos impresos en papel se vende 3 libros electrónicos. Así, las ventas de libros digitales, son tan solo el 5% del total de la facturación de las editoriales. Pese a ello, algunas editoriales, que se dedican solo a la impresión en papel, culpan de la caída de las ventas en el sector a la aparición del libro electrónico. Sin embargo, un análisis detallado de la situación muestra que la industria editorial sufre una crisis estructural y coyuntural,  que sus resultados no difieren en demasía de los registrados en otros sectores de la economía, donde la crisis también es patente.
 Con todo, las editoriales deben aprovechar la incipiente aparición de nuevos lectores, lectores que no leían libros impresos en papel, que ya sea por adherirse  a la moda o simplemente el aparentar ser modernos se han comprado un libro digital. Por supuesto, las editoriales deberían  ajustar el precio de la descarga del libro, que difiere muy poco del precio del libro en papel, y así se evitaría en gran parte  la cantidad de descargas ilegales que se hacen vía internet.
 En conclusión, el libro digital no significa ninguna amenaza para las editoriales que editan en papel, al contrario, podría ser una nueva fuente de ingresos y una manera de aproximarse al nuevo lector, que en su mayoría acaba consumiendo también libros impresos en papel.

Pessoa un génio de la literatura del siglo XX



TABAQUERÍA

1 No soy nada.
2 Nunca seré nada.
3 No puedo querer ser nada.
4 Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.

El poeta, muestra depresión y pesimismo en los primeros versos (1-3); acaba la estrofa con verso donde aún conserva esperanzas en un mañana mejor (4).

5 Ventanas de mi cuarto,
6 de mi cuarto de uno de los millones de gente que nadie sabe quién es
7 (y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
8 dais al misterio de una calle constantemente cruzada por la gente,
9 a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
10 real, imposiblemente real, evidente, desconocidamente evidente,
11 con el misterio de las cosas por lo bajo de las piedras y los seres,
12 con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres,
13 con el Destino conduciendo el carro de todo por la carretera de nada.

 La indiferencia que tiene la gente hacia los demás, el ir a lo suyo de cada uno (5,6,8), pero también el hermetismo del individuo que nunca se muestra tal como es completamente (7,9,10,11). Concluye el poema aludiendo a la muerte y con la reflexión de que hagas lo que hagas no se puede eludir (12,13).

14 Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad.
15 Hoy estoy lúcido, como si estuviese a punto de morirme
16 y no tuviese otra fraternidad con las cosas
17 que una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle
18 la fila de vagones de un tren, y una partida pintada
19 desde dentro de mi cabeza,
20 y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos a la ida.

El poeta se siente derrotado, vive la vida como una lucha que sabe que está perdiendo. La experiencia de los años le ha dado esa claridad para ver más allá de lo que tiene enfrente de sus ojos. La vida son etapas, como vagones de un tren, en la parte final todo tiembla y cruje más.
El último verso recuerda a  François Villon en su “Gran testamento”:

La muerte hace temblar, palidecer,
su nariz se curvar, tensar sus venas,
hinchar el cuello, aflojar  sus carnes,
junturas y nervios chirriar y distender,(…)

21 Hoy me siento perplejo, como quien ha pensado y opinado y olvidado.
22 Hoy estoy dividido entre la lealtad que le debo
23 a la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
24 y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

25 He fracasado en todo.
26 Como no me hice ningún propósito, quizá todo no fuese nada.
27 El aprendizaje que me impartieron,
28 me apeé por la ventana de las traseras de la casa.
29 Me fui al campo con grandes proyectos.
30 Pero sólo encontré allí hierbas y árboles,
31 y cuando había gente era igual que la otra.
32 Me aparto de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué voy a pensar?

33 ¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que soy?
34 ¿Ser lo que pienso? Pero ¡pienso ser tantas cosas!
35 ¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no puede haber tantos!
36 ¿Un genio? En este momento
37 cien mil cerebros se juzgan en sueños genios como yo,
38 y la historia no distinguirá, ¿quién sabe?, ni a uno,
39 ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
40 No, no creo en mí.
41 ¡En todos los manicomios hay locos perdidos con tantas convicciones!
42 Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy más convincente o menos convincente?
43 No, ni en mí...

En estos versos el poeta debate entre la realidad de la vigilia o la del sueño, ¿cuál es más cierta la vigila o el sueño? (23,24,33,34) “cogito, ergo sum” (René Descartes).
La depresión, el derrotismo y una resignación a ser lo que en verdad se es (25,26).
El ímpetu de juventud, hacer las cosas sin reflexionar, idealizar las cosa y al final chocar con la realidad (27,28,29,30). No ser uno diferente de los demás (35,36,37,38),
 que te hacen dudar de todo (40,41,42,43)

44 ¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
45 no hay en estos momentos genios-para-sí-mismos soñando?
46 ¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcida s
47 -sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
48 y quién sabe si realizables, no verán nunca la luz del sol verdadero
49 ni encontrarán quien les preste oídos?
50 El mundo es para quien nace para conquistarlo
51 y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
52 He soñado más que lo que hizo Napoleón.
53 He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo,
54 he pensado en secreto filosofías que ningún Kant ha escrito.
55 Pero soy, y quizá lo sea siempre, el de la buhardilla,
56 aunque no viva en ella;
57 seré siempre el que no ha nacido para eso;
58 seré siempre el que tenía condiciones;
59 seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta
60 y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
61 y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
62 ¿Creer en mí? No, ni en nada.
63 Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
64 su sol, su lluvia, el viento que tropieza en mi cabello,
65 y lo demás que venga si viene, o tiene que venir, o que no venga.
66 Esclavos cardíacos de las estrellas,
67 conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama;
68 pero nos despertamos y es opaco,
69 nos levantamos y es ajeno,
70 salimos de casa y es la tierra entera,
71 y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

El poeta reflexiona sobre cuantas buenas ideas no llegan a perder por el camino, ya sea por incomprensión, falta de interés o simplemente por mala suerte (del 44 al49).

Muchas veces las cosas no se las dan al que las merece más, sino al que sabe pedir con más insistencia.
(ARTHUR SCHOPENHAUER)

El destino de cada uno marca el éxito o no en la vida (50 al 51).
Siempre será para los demás el que no ha sabido aprovechar las oportunidades, el que ha  malgastado el tiempo haciendo cosa que no debía  (del 55 al 61).
El ser humano cree poder conquistarlo todo, dominar la Naturaleza, sueña  que es  poderoso, pero al despertar vuelve a pobre dimensión humana (63 al 71).

Los hombres no son sino los instrumentos del genio del universo (Georg Wilhelm Friedrich Hegel).    

72 (¡Come chocolatinas, pequeña,
73 come chocolatinas!
74 Mira que no hay más metafísica en el mundo que las chocolatinas,
75 mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
76 ¡Come, pequeña sucia, come!
77 ¡Ojalá comiese yo chocolatinas con la misma verdad con que comes!
78 Pero yo pienso, y al quitarles la platilla, que es de papel de estaño,
79 lo tiro todo al suelo, lo mismo que he tirado la vida.)

80 Pero por lo menos queda de la amargura de lo que nunca seré
81 la caligrafía rápida de estos versos,
82 pórtico partido hacia lo Imposible.
83 Pero por lo menos me consagro a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
84 noble, al menos, en el gesto amplio con que tiro
85 la ropa sucia que soy, sin un papel, para el transcurrir de las cosas,
86 y me quedo en casa sin camisa.

El poeta reflexiona sobre la religión que solo ofrece la cara bonita que pudiera tener, pero si rascas si vas más adentro ves la podredumbre que puede haber (72 al 75)
El deseo de creer y el no poder hacerlo al ver más allá de lo que te enseñan, ver que ha perdido el tiempo buscando respuestas que no encontró (77,78,79).
De nuevo el deseo de ser y el no poder ser, el entregarse por completo, ofrecerse denudo sin barreras y sentirse incomprendido (80 al 86) 

87 (Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
88 o diosa griega, concebida como una estatua que estuviese viva,
89 o patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
90 o princesa de trovadores, gentilísima y disimulada,
91 o marquesa del siglo dieciocho, descotada y lejana,
92 o meretriz célebre de los tiempos de nuestros padres,
93 o no sé qué moderno -no me imagino bien qué-,
94 todo esto, sea lo que sea, lo que seas, ¡si puede inspirar, que inspire!
95 Mi corazón es un cubo vaciado.
96 Como invocan espíritus los que invocan espíritus, me invoco
97 a mí mismo y no encuentro nada.
98 Me acerco a la ventana y veo la calle con absoluta claridad,
99 veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan,
100 veo a los entes vivos vestidos que se cruzan,
101 veo a los perros que también existen,
102 y todo esto me pesa como una condena al destierro,
103 y todo esto es extranjero, como todo.)

Las musas que siempre acompañan al poeta, inspiración que entra en el cuerpo como el aire en los pulmones y viene después de la imaginación, pues la realidad es demasiado burda (del 87 al 103).

El mundo real es mucho más  pequeño que el mundo de la imaginación (Friedrich Nietzsche)
 
104 He vivido, estudiado, amado, y hasta creído,
105 y hoy no hay un mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
106 Miro los andrajos de cada uno y las llagas y la mentira,
106 y pienso: puede que nunca hayas vivido, ni estudiado, ni amado ni creído
107 (porque es posible crear la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
108 puede que hayas existido tan sólo, como un lagarto al que cortan el rabo
109 y que es un rabo, más acá del lagarto, removidamente.

Quiso ser como los demás: normal; y ahora se siente encarcelado, anhela la libertad, ser como un mendigo  sin más preocupación que dormir caliente y tener el estómago lleno aunque sea de vino (104,105).
Vuelve a cuestionar la realidad de lo que se cree vivir con la realidad del pensamiento, ¿Cuál es más real?
Lo que está claro es que el hombre es solo un pequeño grano de arena en la inmensidad de la naturaleza, un pequeño apéndice que sin ser inútil se puede prescindir de él (del 106 al 109).

110 He hecho de mí lo que no sabía,
111 y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.
112 El disfraz que me puse estaba equivocado.
113 Me conocieron enseguida como quien no era y no lo desmentí, y me perdí.
114 Cuando quise quitarme el antifaz,
115 lo tenía pegado a la cara.
116 Cuando me lo quité y me miré en el espejo,
117 ya había envejecido.
118 Estaba borracho, no sabía llevar el dominó que no me había quitado.
119 Tiré el antifaz y me dormí en el vestuario
120 como un perro tolerado por la gerencia
121 por ser inofensivo
122 y voy a escribir esta historia para demostrar que soy sublime
.
El poeta reflexiona sobre el ir por la vida representando un papel, llevando una máscara, representando un papel para agradar a los demás; y cuando llega a casa, se mira al espejo no se reconoce. Ahora aunque quiera cambiar no puede, ya ha vendido esa imagen de sí mismo. A pesar del inconveniente de no ser su yo verdadero intentará hacer las cosas extraordinariamente (del 110 al 122).

Casi todo lo absurdo de nuestra conducta es el resultado de  imitar a aquellos a los que no podemos parecernos (Samuel Johnson)

123 Esencia musical de mis versos inútiles,
124 ojalá pudiera encontrarme como algo que hubiese hecho,
125 y no me quedase siempre enfrente de la tabaquería de enfrente,
126 pisoteando la conciencia de estar existiendo
127 como una alfombra en la que tropieza un borracho
128 o una estera que robaron los gitanos y no valía nada.

129 Pero el propietario de la tabaquería ha asomado por la puerta y se ha quedado a la puerta.
130 Le miro con incomodidad en la cabeza apenas vuelta,
131 y con la incomodidad del alma que está comprendiendo mal.
132 Morirá él y moriré yo.
133 Él dejará la muestra y yo dejaré versos.
134 En determinado momento morirá también la muestra, y los versos también.
135 Después de ese momento, morirá la calle donde estuvo la muestra,
136 y la lengua en que fueron escritos los versos,
137 morirá después el planeta girador en que sucedió todo esto.
138 En otros satélites de otros sistemas cualesquiera algo así como gente
139 continuará haciendo cosas semejantes a versos y viviendo debajo de cosas semejantes a muestras,
140 siempre una cosa enfrente de la otra,
141 siempre una cosa tan inútil como la otra,
142 siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
143 siempre el misterio del fondo tan verdadero como el sueño del misterio de la superficie,
144 siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni la otra.
El poeta en su creación busca lo sublime, no se siente satisfecho, se siente mortal, como cualquier otro mortal. Ve la tabaquería como la vulgaridad de una vida monótona, sin nada especial, siempre estática, hasta que llegue el día de desaparecer, como él. Todo en la vida es perecedero, nada es eterno (del 123 al137).
Resurgir nuevas esperanzas, nuevos versos, nuevas ideas en otro lugar, la rueda del cosmos que no para (del138 al 144).

Estoy satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida y con el conocimiento, el sentido, de la maravillosa estructura de la existencia. Con el humilde intento de comprender aunque más no sea una porción diminuta de la razón que se manifiesta en la naturaleza (Albert Einstein).

145 Pero un hombre ha entrado en la tabaquería (¿a comprar tabaco?),
146 y la realidad plausible cae de repente encima de mí.
147 Me incorporo a medias con energía, convencido, humano,
148 y voy a tratar de escribir estos versos en los que digo lo contrario.
149 Enciendo un cigarrillo al pensar en escribirlos
150 y saboreo en el cigarrillo la liberación de todos los pensamientos.
151 Sigo al humo como a una ruta propia,
152 y disfruto, en un momento sensitivo y competente,
153 la liberación de todas las especulaciones
154 y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de encontrarse indispuesto.

155 Después me echo para atrás en la silla
156 y continúo fumando.
157  Mientras me lo conceda el destino seguiré fumando.
158 (Si me casase con la hija de mi lavandera
159 a lo mejor sería feliz.)
160 Visto lo cual, me levanto de la silla. Me voy a la ventana.

161 El hombre ha salido de la tabaquería (¿metiéndose el cambio en el bolsillo de los pantalones?).
162 Ah, le conozco: es el Esteves sin metafísica.
163 (El propietario de la tabaquería ha llegado a la puerta.)
164 Como por una inspiración divina, Esteves se ha vuelto y me ha visto.
165 Me ha dicho adiós con la mano, le he gritado ¡Adiós, Esteves! , y el Universo
166 se me reconstruye sin ideales ni esperanza, y el propietario de la tabaquería se ha sonreído. 
  
                                    
                                                  Álvaro de Campos, 15/1/1928

 La realidad, a lo que el tiempo y la vida te devuelve, los sueños quedan tras, hace un esfuerzo por empezar de nuevo como un arranque de juventud… Pero no la realidad está ahí, lo cotidiano lo simple, ha triunfado, el humo del tabaco se va, como se van los ideales, la juventud. Hay resignación, no es diferente es como el dueño de la tabaquería, una persona corriente, como Esteves.
El dueño de la tabaquería sabe que ha ganado.





                                                           FERNANDO PESSOA

 Poeta, ensayista y traductor portugués, nació en Lisboa 13 de junio de 1888 y murió el 30 de noviembre de 1935.
Es uno de los escritores portugueses más reconocidos de todos los tiempos y una figura destacable de la literatura europea del siglo XX.
Sus obras las firmaba con varios heterónimos  diferentes los principales podíamos decir que son: Ricardo Reis, Álvaro Campos y Alberto Caeiro, tres estilos diferentes de escribir, tres sensibilidades en una sola persona, como una Esquizofrenia de un genio inigualable.
Introduce el Modernismo en Portugal y el Futurismo (alejado del Modernismo español), importado de Italia, siendo cabeza visible del Vanguardismo Portugués. Los filósofos alemanes como Nietzsche, Schopenhauer o Hegel in fluyeron en su obra, en su sensación al escribir de formas distintas según su heterónimo y la concepción del mundo externo, caos abstracto o realidad concreta.
Tradujo a Shakespeare o Milton entre otros, empezó su producción literaria en inglés. Publicó artículos y traducciones en varias  revistas vanguardistas. Mensaje fue su primera obra en portugués y única publicada en vida, junto con sus poemas en inglés.

TEMA DEL POEMA

El poema muestra un hombre deprimido, pero que todavía alberga esperanzas de un futuro mejor. Se siente fracasado por no haber conseguido destacar en nada, por ser vulgar cuando quería ser sublime.   Se resigna a ser uno más de los miles, millones de hombres que no triunfan en la vida, que ve sus sueños rotos y que ve como otros con menos esfuerzos, pero con una pizca más de suerte triunfan y son reconocidos por los demás. Aunque la muerte los iguala a todos.
El poema tiene como principal tema ubi sum:

104  “He vivido, estudiado, amado, y hasta creído,
105  Y hoy no hay mendigo al que no envidie solo por no ser yo.” (...)

110  “He hecho de mi lo que no sabía,
111   y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.” (…)

133  “Morirá él y moriré yo.
134  Él dejará la muestra y yo dejaré versos.
135  En determinado momento morirá también la muestra, y los versos también.” (…)

ANÁLISIS FORMAL

Métrica: la métrica es libre y no sigue ningún patrón de rima.
Las estrofas no tienen ningún número de terminados de versos.
Utiliza los paréntesis cuando piensa, el resto es un monólogo.



ANÁLISIS DEL CONTENIDO

Hay una influencia filosófica de Descartes y de las corrientes  alemanas pos-kantiana  (Hegel, Nietzsche, Schopenhauer); del modernismo portugués vanguardista (Mário de Sa-Carneiro);  los poetas ingleses (Milton, Shakespeare, Byron); y el futurismo italiano (Tomaso Marinetti), podemos decir que por la estructura se acerca a Whitman, aunque no en la temática, más pesimista en Pessoa.
 Este poema al estar escrito con el heterónimo de Álvaro de campos tiene un discurso más metafísico y racional que el que podemos encontrar en otros heterónimos donde busca más espontaneidad o una síntesis más minuciosa.
Utiliza la enumeración y se hace preguntas retóricas que va respondiéndose en un tono derrotado.
Hay versos que parece rebelarse ante su situación anímica y el destino que no le ha dado fortuna, pero es un espejismo pues vuelve a caer en el pesimismo y la depresión, resignándose a no poder cambiar las cosas.
Hay un discurso retorico desde el principio:

1 “No soy nada.
2  Nunca seré nada.
3  No puedo querer ser nada.”


OPINIÓN PERSONAL

Me parece un poema destinado a todos los soñadores del mundo que ven como sus sueños chocan con el muro de la realidad, y aunque intenten sacar  fuerzas a veces de donde no las hay, sea por lo que sea acaban siempre derrotados.
Hay por parte del poeta una clara alusión al destino y la suerte para poder triunfar en la vida, estoy completamente de acuerdo, porque ¿cuantas buenas ideas y cuantos buenos trabajos no se pierden por no tener esa pizca de suerte para poder triunfar?
La personalidad atormentada del protagonista de la poesía, derrotado y pesimista, por lo que he podido leer estos días,  concuerdan con la personalidad de Pessoa, alcohólico y melancólico y la muerte de su amigo Sa- Carneiro, tan joven y en las circunstancias que ocurrieron, hacen que el poeta, que además padecía  un problema de multipersonalidad  rozando la esquizofrenia – una prueba de ello es el hecho de escribir de pie en sus ataques histéricos – alcance un  grado de mimesis con el protagonista total produciendo a mi parecer una obra sublime.
Creo que el hecho de utilizar heterónimos, hace que pueda abstraerse y ver las cosas como un espectador, produciendo en sus textos una realidad difícil de contar en primera persona, no se guarda nada dentro, haciendo que el lector crea completamente lo que lee por la veracidad de los hechos y los sentimientos que expresa.