TABAQUERÍA
1 No soy nada.
2 Nunca seré nada.
3 No puedo querer ser nada.
4 Aparte de esto, tengo en mí todos los
sueños del mundo.
El poeta,
muestra depresión y pesimismo en los primeros versos (1-3); acaba la estrofa
con verso donde aún conserva esperanzas en un mañana mejor (4).
5 Ventanas de mi cuarto,
6 de mi cuarto de uno de los millones de
gente que nadie sabe quién es
7 (y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
8 dais al misterio de una calle
constantemente cruzada por la gente,
9 a una calle inaccesible a todos los
pensamientos,
10 real, imposiblemente real, evidente,
desconocidamente evidente,
11 con el misterio de las cosas por lo bajo
de las piedras y los seres,
12 con la muerte poniendo humedad en las
paredes y cabellos blancos en los hombres,
13 con el Destino conduciendo el carro de
todo por la carretera de nada.
La indiferencia que tiene la gente hacia los
demás, el ir a lo suyo de cada uno (5,6,8), pero también el hermetismo del
individuo que nunca se muestra tal como es completamente (7,9,10,11). Concluye
el poema aludiendo a la muerte y con la reflexión de que hagas lo que hagas no
se puede eludir (12,13).
14 Hoy estoy vencido, como si supiera la
verdad.
15 Hoy estoy lúcido, como si estuviese a
punto de morirme
16 y no tuviese otra fraternidad con las
cosas
17 que una despedida, volviéndose esta casa y
este lado de la calle
18 la fila de vagones de un tren, y una
partida pintada
19 desde dentro de mi cabeza,
20 y una sacudida de mis nervios y un
crujir de huesos a la ida.
El poeta se siente derrotado, vive la vida como una
lucha que sabe que está perdiendo. La experiencia de los años le ha dado esa
claridad para ver más allá de lo que tiene enfrente de sus ojos. La vida son
etapas, como vagones de un tren, en la parte final todo tiembla y cruje más.
El último verso recuerda a François Villon en su “Gran testamento”:
La muerte hace temblar, palidecer,
su nariz se curvar, tensar sus venas,
hinchar el cuello, aflojar sus carnes,
junturas y nervios chirriar y distender,(…)
21 Hoy me siento perplejo, como quien ha
pensado y opinado y olvidado.
22 Hoy estoy dividido entre la lealtad que le
debo
23 a la tabaquería del otro lado de la calle,
como cosa real por fuera,
24 y a la sensación de que todo es sueño,
como cosa real por dentro.
25 He fracasado en todo.
26 Como no me hice ningún propósito, quizá
todo no fuese nada.
27 El aprendizaje que me impartieron,
28 me apeé por la ventana de las traseras de
la casa.
29 Me fui al campo con grandes proyectos.
30 Pero sólo encontré allí hierbas y árboles,
31 y cuando había gente era igual que la
otra.
32 Me aparto de la ventana, me siento en una
silla. ¿En qué voy a pensar?
33 ¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo
que soy?
34 ¿Ser lo que pienso? Pero ¡pienso ser
tantas cosas!
35 ¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que
no puede haber tantos!
36 ¿Un genio? En este momento
37 cien mil cerebros se juzgan en sueños
genios como yo,
38 y la historia no distinguirá, ¿quién
sabe?, ni a uno,
39 ni habrá sino estiércol de tantas
conquistas futuras.
40 No, no creo en mí.
41 ¡En todos los manicomios hay locos
perdidos con tantas convicciones!
42 Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy
más convincente o menos convincente?
43 No, ni en mí...
En estos versos
el poeta debate entre la realidad de la vigilia o la del sueño, ¿cuál es más
cierta la vigila o el sueño? (23,24,33,34) “cogito, ergo sum” (René Descartes).
La depresión,
el derrotismo y una resignación a ser lo que en verdad se es (25,26).
El ímpetu de
juventud, hacer las cosas sin reflexionar, idealizar las cosa y al final chocar
con la realidad (27,28,29,30). No ser uno diferente de los demás (35,36,37,38),
que te hacen dudar de todo (40,41,42,43)
44 ¿En cuántas buhardillas y no buhardillas
del mundo
45 no hay en estos momentos
genios-para-sí-mismos soñando?
46 ¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y
lúcida s
47 -sí, verdaderamente altas y nobles y
lúcidas-,
48 y quién sabe si realizables, no verán
nunca la luz del sol verdadero
49 ni encontrarán quien les preste oídos?
50 El mundo es para quien nace para
conquistarlo
51 y no para quien sueña que puede
conquistarlo, aunque tenga razón.
52 He soñado más que lo que hizo Napoleón.
53 He estrechado contra el pecho hipotético
más humanidades que Cristo,
54 he pensado en secreto filosofías que
ningún Kant ha escrito.
55 Pero soy, y quizá lo sea siempre, el de la
buhardilla,
56 aunque no viva en ella;
57 seré siempre el que no ha nacido para eso;
58 seré siempre el que tenía condiciones;
59 seré siempre el que esperó que le abriesen
la puerta al pie de una pared sin puerta
60 y cantó la canción del Infinito en un
gallinero,
61 y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
62 ¿Creer en mí? No, ni en nada.
63 Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza
ardiente
64 su sol, su lluvia, el viento que tropieza
en mi cabello,
65 y lo demás que venga si viene, o tiene que
venir, o que no venga.
66 Esclavos cardíacos de las estrellas,
67 conquistamos el mundo entero antes de
levantarnos de la cama;
68 pero nos despertamos y es opaco,
69 nos levantamos y es ajeno,
70 salimos de casa y es la tierra entera,
71 y el sistema solar y la Vía Láctea y lo
Indefinido.
El poeta
reflexiona sobre cuantas buenas ideas no llegan a perder por el camino, ya sea
por incomprensión, falta de interés o simplemente por mala suerte (del 44
al49).
Muchas veces las
cosas no se las dan al que las merece más, sino al que sabe pedir con más
insistencia.
(ARTHUR SCHOPENHAUER)
El destino de
cada uno marca el éxito o no en la vida (50 al 51).
Siempre será
para los demás el que no ha sabido aprovechar las oportunidades, el que ha malgastado el tiempo haciendo cosa que no
debía (del 55 al 61).
El ser humano
cree poder conquistarlo todo, dominar la Naturaleza, sueña que es poderoso, pero al despertar vuelve a pobre
dimensión humana (63 al 71).
Los hombres no son
sino los instrumentos del genio del universo (Georg Wilhelm Friedrich Hegel).
72 (¡Come
chocolatinas, pequeña,
73 come chocolatinas!
74 Mira que no hay más metafísica en el mundo
que las chocolatinas,
75 mira que todas las religiones no enseñan
más que la confitería.
76 ¡Come, pequeña sucia, come!
77 ¡Ojalá comiese yo chocolatinas con la
misma verdad con que comes!
78 Pero yo pienso, y al quitarles la
platilla, que es de papel de estaño,
79 lo tiro todo al suelo, lo mismo que he
tirado la vida.)
80 Pero por lo menos queda de la amargura de
lo que nunca seré
81 la caligrafía rápida de estos versos,
82 pórtico partido hacia lo Imposible.
83 Pero por lo menos me consagro a mí mismo
un desprecio sin lágrimas,
84 noble, al menos, en el gesto amplio con que
tiro
85 la ropa sucia que soy, sin un papel, para
el transcurrir de las cosas,
86 y me quedo en casa sin camisa.
El poeta
reflexiona sobre la religión que solo ofrece la cara bonita que pudiera tener,
pero si rascas si vas más adentro ves la podredumbre que puede haber (72 al 75)
El deseo de
creer y el no poder hacerlo al ver más allá de lo que te enseñan, ver que ha
perdido el tiempo buscando respuestas que no encontró (77,78,79).
De nuevo el
deseo de ser y el no poder ser, el entregarse por completo, ofrecerse denudo
sin barreras y sentirse incomprendido (80 al 86)
87 (Tú, que consuelas, que no existes y por
eso consuelas,
88 o diosa griega, concebida como una estatua
que estuviese viva,
89 o patricia romana, imposiblemente noble y
nefasta,
90 o princesa de trovadores, gentilísima y
disimulada,
91 o marquesa del siglo dieciocho, descotada
y lejana,
92 o meretriz célebre de los tiempos de
nuestros padres,
93 o no sé qué moderno -no me imagino bien
qué-,
94 todo esto, sea lo que sea, lo que seas,
¡si puede inspirar, que inspire!
95 Mi corazón es un cubo vaciado.
96 Como invocan espíritus los que invocan
espíritus, me invoco
97 a mí mismo y no encuentro nada.
98 Me acerco a la ventana y veo la calle con
absoluta claridad,
99 veo las tiendas, veo las aceras, veo los
coches que pasan,
100 veo a los entes vivos vestidos que se
cruzan,
101 veo a los perros que también existen,
102 y todo esto me pesa como una condena al
destierro,
103 y todo esto es extranjero, como todo.)
Las musas que
siempre acompañan al poeta, inspiración que entra en el cuerpo como el aire en
los pulmones y viene después de la imaginación, pues la realidad es demasiado
burda (del 87 al 103).
El mundo real es
mucho más pequeño que el mundo de la
imaginación (Friedrich Nietzsche)
104 He vivido, estudiado, amado, y hasta
creído,
105 y hoy no hay un mendigo al que no envidie
sólo por no ser yo.
106 Miro los andrajos de cada uno y las
llagas y la mentira,
106 y pienso: puede que nunca hayas vivido,
ni estudiado, ni amado ni creído
107 (porque es posible crear la realidad de
todo eso sin hacer nada de eso);
108 puede que hayas existido tan sólo, como
un lagarto al que cortan el rabo
109 y que es un rabo, más acá del lagarto,
removidamente.
Quiso ser como
los demás: normal; y ahora se siente
encarcelado, anhela la libertad, ser como un mendigo sin más preocupación que dormir caliente y
tener el estómago lleno aunque sea de vino (104,105).
Vuelve a
cuestionar la realidad de lo que se cree vivir con la realidad del pensamiento,
¿Cuál es más real?
Lo que está
claro es que el hombre es solo un pequeño grano de arena en la inmensidad de la
naturaleza, un pequeño apéndice que sin ser inútil se puede prescindir de él
(del 106 al 109).
110 He hecho de mí lo que no sabía,
111 y lo que podía hacer de mí no lo he
hecho.
112 El disfraz que me puse estaba equivocado.
113 Me conocieron enseguida como quien no era
y no lo desmentí, y me perdí.
114 Cuando quise quitarme el antifaz,
115 lo tenía pegado a la cara.
116 Cuando me lo quité y me miré en el espejo,
117 ya había envejecido.
118 Estaba borracho, no sabía llevar el
dominó que no me había quitado.
119 Tiré el antifaz y me dormí en el
vestuario
120 como un perro tolerado por la gerencia
121 por ser inofensivo
122 y voy a escribir esta historia para demostrar
que soy sublime
.
El poeta
reflexiona sobre el ir por la vida representando un papel, llevando una
máscara, representando un papel para agradar a los demás; y cuando llega a
casa, se mira al espejo no se reconoce. Ahora aunque quiera cambiar no puede,
ya ha vendido esa imagen de sí mismo. A pesar del inconveniente de no ser su yo verdadero intentará hacer las cosas
extraordinariamente (del 110 al 122).
Casi todo lo absurdo
de nuestra conducta es el resultado de
imitar a aquellos a los que no podemos parecernos (Samuel Johnson)
123 Esencia musical de mis versos
inútiles,
124 ojalá pudiera encontrarme como algo que
hubiese hecho,
125 y no me quedase siempre enfrente de la
tabaquería de enfrente,
126 pisoteando la conciencia de estar
existiendo
127 como una alfombra en la que tropieza un
borracho
128 o una estera que robaron los gitanos y no
valía nada.
129 Pero el propietario de la tabaquería ha
asomado por la puerta y se ha quedado a la puerta.
130 Le miro con incomodidad en la cabeza
apenas vuelta,
131 y con la incomodidad del alma que está
comprendiendo mal.
132 Morirá él y moriré yo.
133 Él dejará la muestra y yo dejaré
versos.
134 En determinado momento morirá también
la muestra, y los versos también.
135 Después de ese momento, morirá la calle donde
estuvo la muestra,
136 y la lengua en que fueron escritos los
versos,
137 morirá después el planeta girador en que
sucedió todo esto.
138 En otros satélites de otros sistemas
cualesquiera algo así como gente
139 continuará haciendo cosas semejantes a
versos y viviendo debajo de cosas semejantes a muestras,
140 siempre una cosa enfrente de la otra,
141 siempre una cosa tan inútil como la otra,
142 siempre lo imposible tan estúpido como lo
real,
143 siempre el misterio del fondo tan
verdadero como el sueño del misterio de la superficie,
144 siempre esto o siempre otra cosa o ni una
cosa ni la otra.
El poeta en su
creación busca lo sublime, no se siente satisfecho, se siente mortal, como
cualquier otro mortal. Ve la tabaquería como la vulgaridad de una vida monótona,
sin nada especial, siempre estática, hasta que llegue el día de desaparecer,
como él. Todo en la vida es perecedero, nada es eterno (del 123 al137).
Resurgir nuevas
esperanzas, nuevos versos, nuevas ideas en otro lugar, la rueda del cosmos que
no para (del138 al 144).
Estoy satisfecho con
el misterio de la eternidad de la vida y con el conocimiento, el sentido, de la
maravillosa estructura de la existencia. Con el humilde intento de comprender
aunque más no sea una porción diminuta de la razón que se manifiesta en la
naturaleza (Albert Einstein).
145 Pero un hombre ha entrado en la
tabaquería (¿a comprar tabaco?),
146 y la realidad plausible cae de repente
encima de mí.
147 Me incorporo a medias con energía,
convencido, humano,
148 y voy a tratar de escribir estos versos
en los que digo lo contrario.
149 Enciendo un cigarrillo al pensar en
escribirlos
150 y saboreo en el cigarrillo la liberación
de todos los pensamientos.
151 Sigo al humo como a una ruta propia,
152 y disfruto, en un momento sensitivo y
competente,
153 la liberación de todas las especulaciones
154 y la conciencia de que la metafísica es
una consecuencia de encontrarse indispuesto.
155 Después me echo para atrás en la silla
156 y continúo fumando.
157 Mientras
me lo conceda el destino seguiré fumando.
158 (Si me casase con la hija de mi lavandera
159 a lo mejor sería feliz.)
160 Visto lo cual, me levanto de la silla. Me
voy a la ventana.
161 El hombre ha salido de la tabaquería
(¿metiéndose el cambio en el bolsillo de los pantalones?).
162 Ah, le conozco: es el Esteves sin
metafísica.
163 (El propietario de la tabaquería ha
llegado a la puerta.)
164 Como por una inspiración divina, Esteves
se ha vuelto y me ha visto.
165 Me ha dicho adiós con la mano, le he
gritado ¡Adiós, Esteves! , y el Universo
166 se me reconstruye sin ideales ni
esperanza, y el propietario de la tabaquería se ha sonreído.
Álvaro de Campos, 15/1/1928
La realidad, a lo que el tiempo y la vida te
devuelve, los sueños quedan tras, hace un esfuerzo por empezar de nuevo como un
arranque de juventud… Pero no la realidad está ahí, lo cotidiano lo simple, ha
triunfado, el humo del tabaco se va, como se van los ideales, la juventud. Hay
resignación, no es diferente es como el dueño de la tabaquería, una persona
corriente, como Esteves.
El dueño de la
tabaquería sabe que ha ganado.
FERNANDO PESSOA
Poeta, ensayista y traductor portugués, nació
en Lisboa 13 de junio de 1888 y murió el 30 de noviembre de 1935.
Es uno de los
escritores portugueses más reconocidos de todos los tiempos y una figura
destacable de la literatura europea del siglo XX.
Sus obras las
firmaba con varios heterónimos
diferentes los principales podíamos decir que son: Ricardo Reis, Álvaro
Campos y Alberto Caeiro, tres estilos
diferentes de escribir, tres sensibilidades en una sola persona, como una
Esquizofrenia de un genio inigualable.
Introduce el
Modernismo en Portugal y el Futurismo (alejado del Modernismo español),
importado de Italia, siendo cabeza visible del Vanguardismo Portugués. Los
filósofos alemanes como Nietzsche, Schopenhauer o Hegel in fluyeron en su obra,
en su sensación al escribir de formas
distintas según su heterónimo y la
concepción del mundo externo, caos abstracto o realidad concreta.
Tradujo a
Shakespeare o Milton entre otros, empezó su producción literaria en inglés.
Publicó artículos y traducciones en varias
revistas vanguardistas. Mensaje
fue su primera obra en portugués y única publicada en vida, junto con sus
poemas en inglés.
TEMA DEL
POEMA
El poema
muestra un hombre deprimido, pero que todavía alberga esperanzas de un futuro mejor.
Se siente fracasado por no haber conseguido destacar en nada, por ser vulgar
cuando quería ser sublime. Se resigna a
ser uno más de los miles, millones de hombres que no triunfan en la vida, que
ve sus sueños rotos y que ve como otros con menos esfuerzos, pero con una pizca
más de suerte triunfan y son reconocidos por los demás. Aunque la muerte los
iguala a todos.
El poema tiene
como principal tema ubi sum:
104 “He vivido,
estudiado, amado, y hasta creído,
105 Y hoy no hay
mendigo al que no envidie solo por no ser yo.” (...)
110 “He hecho de
mi lo que no sabía,
111 y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.”
(…)
133 “Morirá él y
moriré yo.
134 Él dejará la
muestra y yo dejaré versos.
135 En determinado
momento morirá también la muestra, y los versos también.” (…)
ANÁLISIS
FORMAL
Métrica:
la métrica es libre y no sigue ningún patrón de rima.
Las
estrofas no tienen ningún número de terminados de versos.
Utiliza
los paréntesis cuando piensa, el resto es un monólogo.
ANÁLISIS DEL CONTENIDO
Hay una influencia filosófica de
Descartes y de las corrientes alemanas
pos-kantiana (Hegel, Nietzsche,
Schopenhauer); del modernismo portugués vanguardista (Mário de
Sa-Carneiro); los poetas ingleses (Milton,
Shakespeare, Byron); y el futurismo italiano (Tomaso Marinetti), podemos decir
que por la estructura se acerca a Whitman, aunque no en la temática, más
pesimista en Pessoa.
Este poema al estar escrito con el heterónimo
de Álvaro de campos tiene un discurso más metafísico y racional que el que
podemos encontrar en otros heterónimos donde busca más espontaneidad o una
síntesis más minuciosa.
Utiliza la enumeración y se hace
preguntas retóricas que va respondiéndose en un tono derrotado.
Hay versos que parece rebelarse
ante su situación anímica y el destino que no le ha dado fortuna, pero es un
espejismo pues vuelve a caer en el pesimismo y la depresión, resignándose a no
poder cambiar las cosas.
Hay un discurso retorico desde
el principio:
1 “No soy nada.
2 Nunca seré nada.
3 No puedo querer ser nada.”
OPINIÓN PERSONAL
Me parece un
poema destinado a todos los soñadores del mundo que ven como sus sueños chocan
con el muro de la realidad, y aunque intenten sacar fuerzas a veces de donde no las hay, sea por
lo que sea acaban siempre derrotados.
Hay por parte
del poeta una clara alusión al destino y la suerte para poder triunfar en la
vida, estoy completamente de acuerdo, porque ¿cuantas buenas ideas y cuantos
buenos trabajos no se pierden por no tener esa pizca de suerte para poder
triunfar?
La personalidad
atormentada del protagonista de la poesía, derrotado y pesimista, por lo que he
podido leer estos días, concuerdan con
la personalidad de Pessoa, alcohólico y melancólico y la muerte de su amigo Sa-
Carneiro, tan joven y en las circunstancias que ocurrieron, hacen que el poeta,
que además padecía un problema de multipersonalidad rozando la esquizofrenia – una prueba de ello
es el hecho de escribir de pie en sus ataques histéricos – alcance un grado de mimesis con el protagonista total
produciendo a mi parecer una obra sublime.
Creo que el
hecho de utilizar heterónimos, hace que pueda abstraerse y ver las cosas como
un espectador, produciendo en sus textos una realidad difícil de contar en
primera persona, no se guarda nada dentro, haciendo que el lector crea
completamente lo que lee por la veracidad de los hechos y los sentimientos que
expresa.