Las cosas, los objetos que estan en el mundo existen por sí solos, independientemente de quien los observa. El conocimiento de estos objetos los lleva acabo el hombre mediante en conocimiento empírico, es
decir, mediante la experiencia. Esta experiencia nos habrá enseñado que estos
palillos a los que hace alusión el enunciado sirven como utensilio, como
herramienta para comer a los que saben usarlos. El conocimiento se ha producido
a posteriori, claro está, y por
referencias de otros, pues sino nos dicen para que sirven estos palillos,
difícilmente con nuestra educación occidental que nos ha enseñado a utilizar
los cubiertos para comer relacionaríamos los palillos chinos con un utensilio
para comer por ejemplo pasta. Nuestro conocimiento de estos palillos en primera
persona y sin guía no nos producirá un conocimiento real de su función, ha de
ser guiado por otra persona este conocimiento, que nos diga en primer lugar
para que sirven y en segundo lugar, sí esta persona conoce su manejo, enseñarnos a usarlos al
igual que nos enseñaron cuando éramos pequeños el manejo de los cubiertos. Como
todo aprendizaje debe ser guiado, “nadie nace enseñado”.
Difiero
de la afirmación de que “la realidad no puede ser captada con independencia del
medio mediante el cual el sujeto la
capta”. La realidad está ahí y es la que es, se puede conocer mejor o peor, con
la experiencia, el análisis y la ciencia podemos llegar a conocerla mejor. Es
cierto que nuestros sentidos nos pueden engañar por muchos motivos, sí; y es
cierto que muchas veces no logramos a
alcanzar la realidad en su totalidad, sí. Pero somos nosotros los limitados, la
realidad es independiente de nosotros. Hay sujetos, que las cosas, los hechos,
los fenómenos meteorológicos por poner un ejemplo, los comprenden, los conocen mejor
que otras personas, porque tienen más experiencias o más conocimientos tanto
científicos como culturales. Pero estas cosas, estos hechos, estos fenómenos
son los mismos para todos los sujetos, están ahí.
La
naturaleza se rige por leyes y mientras mejor conozcamos esas leyes, mejor
conoceremos el mundo que nos rodea. Este conocimiento lo adquirimos mediante la
observación y el estudio empírico de estas leyes a las cuales debemos acatar,
porque sí arrimo mi mano al fuego me quemo y si salto por un puente de cien
metros de altura me mato. Estas cosas las hemos aprendido aplicando la
intuición y la deducción tras la observación de los hechos, de las causas y los
efectos que estas producen –fuego- quemadura; caída de altura muerte casi
segura– y son iguales para todos los sujetos independientemente de donde
estemos y quien seamos, porque la realidad es independiente del sujeto.
Jorge
Martín