domingo, 10 de julio de 2022

Muerte de un peatón

 En el año 2005 sufrí un accidente laboral que me hizo pasar  varias veces por quirófano, cuando acabé mi periodo de reabilitación y casi dos años despues del accidente la mutua me ofreció la posibilidad de una reinserción laboral, es decir, la posibilidad de prepararme de alguna manera para un nuevo trabajo, ya que en el que había sufrido el accidente no podia volverme a incorporar pues me habían concedido una invalidez total y permanente para mi trabajo habitual. Se me ocurrió la idea de sacarme el carnet de conducir camión, pues era una especie de fantasía o deseo que tenía desde pequeño cuando venía mi tío de Zaragoza con su tráiler a casa coincidiendo con algún transporte cercano a Sant Celoni.

La mutua me dijo que no había ningun problema y me pagaron el importe del carnet, hice unas cuantas prácticas  y me saque la teórica a la primera y las prácticas sin renovar papeles a la segunda, así octuve el carnet de conducir C. Un conocido del pueblo tiene una empresa de transporte y me dió trabajo -la verdad es que este señor por llamarlo de alguna manera era -o es no lo sé, pues hace mucho tiempo que no lo veo ni hablo con él- un despota, mal educado y que me ponía los nervios a flor de piel, es cierto que yo ya soy nervioso de por sí, pero era inaguantable. Yo siempre iba con nervios y con prisas lo cual no son buenos compañeros para un conductor novel y menos de un camión que además era viejo e inestable pues se movia más que una barca.

Con todo esto, una mañana a las seis cogí el camión y me dirigí hacia Manresa, tenía dos viajes cerca el uno del otro para empezar, luego durante el día se vería los siguientes portes. El caso es que pasé Terrasa y una serie de pueblos pequeñitos dirección Manresa, pero a la altura de Monistrol de Montserrat me despisté y en vez de tomar el desvío hacía Manresa me fui dirección Barcelona. Me puse muy nervioso y a unos dos kilometros vi una señal de cambio de sentido a 300 metros, no sé como calculé el caso es que me metí antes y empecé a subir al pueblo de Monistrol, era una carretera estrecha donde apenas cabía el camión, estaba amaneciendo y por  mi lado izquierdo bajaba un hombre con un perro y una bolsa de basura, él iba de gris oscuro; miré por el retrovisor izquierdo un momento no vi nada, la misma sombra del camión me hizo verlo todo oscuro. Continue subiendo para ver si encontraba un lugar para dar la vuelta, note que el camión con la parte de atrás rozaba en algo, pensé que era en el muro pues como he dicho más arriba la carretera era estrecha. Llegué a una plaza y con muchas dificultades di la vuelta y aunque era dirección prohibida bajar al ser muy temprano decidí volver por donde había subido. Derrepente vi el perro del señor suelto, pensé ya se le ha escapado, pero unos metros más adelante yacía el cuerpo sin vida de aquel señor que había visto minutos antes. Con la parte de atrás del camión lo había machacado contra el muro. Cometí muchos errores ese día, muchos, el no estar atento al desvío, el precipitarme en buscar un lugar para dar la vuelta y el más importante y más grabe el no haberme asegurado de que el señor había superado el camión -podia incluso haber parado el camión, total ya iba con retraso y diez por hora en la subida.

La ambulancia tardó una hora en llegar, pues venía de Manresa y ser hora punta para entra al trabajo encontró mucho tráfico, el médico del pueblo prácticamente llegó con la ambulancia, es decir que tardó una hora también en llegar y iniciar las maniobras de reabilitación. Yo también había recibido cursillos de primeros auxilios, podia haberle practicado yo las maniobras de reabilitación, pero me quedé bloqueado, tanto que cuando llegó la familia y empezaron a increparme y golpearme no me defendí quería que me mataran pues habría cambiado mi vida por la de él.

El seguro llegó a un acuerdo -económico- con la familia y retiraron la denuncia contra mí, reconocieron que fue un fatal accidente y que las circunstacias que se dieron todas juntas impidieron que se pudiera hacer nada por la vida una vez ocurrido el atropello. Esto como es normal me afectó muchísimo y todavía le doy vueltas a ese día, tengo que reconocer que no lo he superado del todo apesar de que abogados, médicos conocidos, amigos, todos me digan que fue un trágico accidente que le podía haber ocurrido a cualquiera, pero me ocurrió a mí.

Bueno amigos hasta pronto.


sábado, 9 de julio de 2022

La muerte de Luís

 Hoy retomando el tema de ayer -el haber dejado los estudios- voy hablar de una cosa que me afectó muchísimo, mejor diría que me afecta todavía mucho y es la muerte de mi compañero de estudios Luís. Luís era una persona maravillosa, lo conocí en los primeros días de universidad siempre atento conmigo novato en los estudios en general, pueblerino y mayor -entre en la universidad con 47 años-. Luís hacia muchas preguntas a los profesores, aveces hasta el absurdo, tenia muchos conocimientos y eso inquietaba a algunos profesores. Él tenía un año menos que yo y llevaba años en las aulas estudiando Humanidades a un par de asignaturas por año lo cual provocó que la carrera que estaba cursando no la pudiera acabar por el cambio de plan de estudios del Programa Bolonia.

Luís tenía problemas psiquiátricos que no le impidieron ser funcionario del Estado o casarse, pero que le provocaban en su alma sensible deseos de morir, el era una persona muy querida por los que lo conociamos, pero él no se sentía querido, la mente nos juega estas malas pasadas. Pensamientos incontrolables para él. Aveces unos pequeños contratiempos, un gesto de algún conocido, una respuesta no esperada de alguno provocaban en el deseo de suicidio... Y lo intentaba. Muchas veces su paraja lo salvó de la muerte. Lo cierto es que él hablaba abiertamente de ello, yo creía que lo hacia para llamar la atención y fribolizaba con lo que él me contaba, incluso cuando él me hablaba de perfecionar el suicidio. El analizaba donde había fracasado y me decía "la proxima vez esto no lo haré y así no fallaré" y yo lo animaba. Por ello me sentí muy culpable cuando me enteré que lo había conseguido. Sus familiares más cercanos lo vivieron como una liberación para él pues decían que sufría mucho con el mundo que lo rodeaba y es cierto, pero tambíen parecia ilusionarse con proyectos que tenía en su cabeza y hablaba del futuro "los dos viejitos en la universidad" decía muchas veces y otras cosas por el estilo y eso hacía que yo no le diera importancia a sus intentos de suicidio. Aunque la verdad sea dicha y pensando friamente, el más minimo contratiempo que se le pasara por su cabeza le empujaba a esas ideas suicidas y yo no lo vi o no lo quise ver.

Bueno este suceso y el hecho que a los pocos meses de su muerte nos confinaran por la Covid provocaron en mí un hastío de mis viajes a Barcelona a la universidad en tren y con ello mi renuncia a acabar mis estudios. A lo mejor no he acabado el Máster en homenaje a mi "compañero del alma" que dfiría el gran poeta Miguel Henández que a él le gustaba tanto.

Bueno amigos hasta pronto.


viernes, 8 de julio de 2022

Inicio de lo que pretende ser un diario


Hoy 8 de julio del año 22 me encuentro enfrete del ordenador decidido a escribir una especie de diario y de memorias. Lo cietrto es que no quiero mirar mucho atrás, hace unos meses decidí no acabar el Máster de Literatura Comparda de la Universidad de Barcelona, apesar de que solo tenía que presentar dos pequeños trabajos y el TFM. No me encontraba con fuerzas ni con ánimos de seguir; hacía unos pocos meses que había iniciado una nueva aficción relacionada con animales -que siempre me han apasionado-, la cría de canarios cantores "Timbrados". La verdad es que me ocupan mucho tiempo, pero me han dado muchas satisfacciones, empecé a criar con cinco parejas y me han sacado 32 polluelos, estoy muy contento.
Hace unos meses, como he dicho más arriba, me plantee que para qué quería acabar los estudios qué Telos, qué fin tenían esos estudios para mí y llegué a la conclusión de que no me iba a dedicar ha eso, así que continuaría leyendo mucho, pero lo que me apeteciera y cuando me apeteciera; que empezaría a escribir en este blog ha modo de diario y no hacerlo audiovisualmente pues me pongo muy nervioso delante de una cámara. Además escribir me gusta, hablar también mucho, pero si no tubiera "me gustas" podría fustrarme y escribiendo aquí aunque nadie diga nada, es decir no comenten, yo me siento realizado pues para mí la escritura es como diría un griego un Pharmacos.
Intentaré hablar de todo de libros que leo y que he leido, de la vida, de mi vida de multitud de facetas, de mis desgracias y alegrías.
Bueno hasta aquí el primer día de diario, prometo que intentaré escribir a diario aunque lo más probable es que no lo haga, soy así que le vamos hacer.

Hasta pronto amigos.


jueves, 11 de noviembre de 2021

El Laboratorio

 

Jorge va cada día al laboratorio, busca ese enzima que acabe con el hambre en el mundo, pasa horas detrás de un microscopio observando la multiplicación de las células de crecimiento de las frutas y cereales.  Anoche se dejó la luz del microscopio encendida cuando se fue a casa a descansar. Hoy al mirar por las lentes ¡No se lo puede creer! Esa última amilasa que introdujo ha multiplicado por tres el crecimiento celular, ha sido la luz. La mutación hará crecer más rápidamente los alimentos, se podrán recoger más cosechas en el mismo tiempo. Jorge está feliz.

La vida en un hilo

 

Hoy para no era un día cualquiera para el Dr. Nieto. Tenía ante sí una operación muy complicada, una operación a vida o muerte. Su paciente era Julián, un niño de tan solo diez años con un tumor en la hipófisis.

Ya está todo preparado para la intervención, una sabana cubre todo el cuerpo de Julián, excepto la abertura por donde el doctor ha de hacer la incisión. Con el bisturí en la mano al doctor se le aparecen imágenes de su hijo, que más o menos tiene la edad de Julián y la misma mirada inquieta. Un fallo.

jueves, 21 de octubre de 2021

La mirada en la ventana

 

Cada día por la mañana cojo el tren para ir al trabajo. Sentado en mi butaca observo a mi izquierda una mujer sentada en las butacas del otro lado del pasillo, la veo mirar a través del cristal el paisaje que pasa velozmente ante nuestros ojos. Imagino lo que piensa y se me ocurre que siente melancolía de un tiempo pasado, de su juventud, lo veo en sus ojos preciosos pero tristes reflejados en el cristal de la ventana. Todas sus alegrías del pasado, esposo, niños, trabajo, se han convertido en rutina, en hastío.

lunes, 5 de julio de 2021

J.M. Castellet: Seductor, Ilustrado y Visionario

 

Contenido:

 

1.         Introducción. 2

2.         Preliminares. 2

3.         Edicions 62 y Península. 6

4.         Nueve novísimos. 10

5.         A modo de conclusión

6.        Bibliografía

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1.      Introducción

 

En esta breve reseña pretendemos acercarnos al personaje de Josep Maria Castellet (1926-2014). Es Castellet una figura clave en las letras españolas y catalanas de la segunda mitad del siglo XX. En esta reseña nos centraremos en las primeras décadas de Castellet como crítico y editor, es decir, la década de los cincuenta y sesenta. La figura intelectual de nuestro protagonista está constituida por una diversidad de facetas relacionadas con el mundo de la cultura y en especial en el ámbito de la literatura. En su faceta de editor y de crítico literario podemos afirmar que nuestro autor es introductor del pensamiento de algunos autores, sobre todo franceses, pero también norteamericanos o italianos en España. Como escritor Castellet formó parte de una generación decisiva, la de los años cincuenta, que llegó con un lenguaje nuevo y menos encorsetado, que explica la posguerra desde la experiencia propia de jóvenes educados en el franquismo, pero con ganas de liberarse del ahogamiento reaccionario de la dictadura. Una generación que en palabras de Castellet no tuvo profesores referentes en su formación: “la formación de los escritores de la generación ‘del medio siglo’ fue una peripecia individual absolutamente autodidacta”.[1]

 

 

2.    Preliminares

 

Nuestro autor tuvo su bautismo en las letras en su época universitaria primero en la revista Estilo, de la que, a raíz de un incidente con una reseña publicada por Castellet sobre Le deuxième sexe de Simone de Beauvoir y que provocó el enfado del obispado de Barcelona—de este incidente hablaremos más adelante—Castellet fue apartado de la revista, no olvidemos que esta revista estaba fundada por la Falange [por el Frente de juventudes].[2] De aquí Castellet ingresó en Laye nacida en marzo de 1950 como boletín cultural. Tanto Laye como Estilo eran publicaciones del Sindicato de Estudiantes Universitarios (SEU) controlado por la Falange. En Laye coincidió Castellet con brillantes universitarios como Manuel Sacristán, Jesús Núñez, Juan Carlos García-Borrón, Jesús Ruiz, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, Alfonso Costafreda, Jaime Ferràn, entre otros.[3]  La revista tuvo una tirada de 24 números.

A finales de 1953, después de un viaje a Francia e Inglaterra donde se empapa de la cultura de estos países y de ideas marxistas,[4] J. M. Castellet se incorpora a Revista. Semanario de Actualidades, Arte y Letras, que tras alguna fusión se convertiría en Revista Europa. En esta revista se le da gran importancia a la literatura en lengua catalana y contribuye a la promoción y recuperación de autores catalanes.[5]

Castellet en el tiempo que permanece en esta revista, básicamente se dedica hacer reseñas de libros en una sección denominada “El libro de la Semana”,[6] en esta sección hace reseñas tanto de literatura española como internacional, sorprende la nómina de autores norteamericanos reseñados por Castellet, algunos de novela negra como Dashiell Hammett, Raymond Chandler o James C. Cain, pero también otros novelistas más de carácter “filosófico” como Faulkner o Dos Passos. También reseñó autores de novela policiaca británicos como Conan Doyle o Agatha Cristie y catalanes como Manel de Pedrolo. Esta afición a la novela negra en Castellet le vino según confesaría nuestro autor en una entrevista en el año 1992 a Laureano Bonet de la lectura de la “Série Noir”, de Gallimard:

 

Creo fue gracias a la “Série Noir” de Gallimar, que descubrí a éste [Dassiell Hammett] y otros autores norteamericanos: Raymond Chandler, Horace Mac Coy, James C. Cain, etc. Todos ellos dan fe de la existencia de una literatura de singular calidad al tiempo de muy crítica hacia la sociedad de su país. Bien, ambos aspectos -el técnico y el sociológico- fue lo que avivó mi interés por dicho tipo de novelística.[7]

 

Unas de las primeras reseñas que hace Casteller en Revista a su vuelta de París es a la novela de Simone de Beauvoir, Les mandarins (1954). Elogia a la compañera de Sartre por: “sus grandes condiciones de escritora lúcida y de pensamiento creador y gran fuerza crítica” y a la novela por la “densidad ideológica, psicológica y literatura poco frecuente” que la convierte “seguramente” en el mejor Goncourt de la posguerra.[8]

Si un autor español sobresale en la valoración crítica de Castellet desde los tiempos de Laye es Camilo José Cela, cuya novela La colmena (1951) es presentada durante la década de los cincuenta como el fruto narrativo más elevado de la narrativa española desde el fin de la Guerra Civil.[9]Se podría decir que incluso la obra de Cela ejemplifica y hasta articula el discurso crítico de Castellet. Cela representa un modelo de modernidad que nuestro crítico proponía a partir de sus lecturas de Sartre, pero sobre todo de las novelas americanas interpretadas por Magny[10] [Claude-Edmon Magny]. Para nuestro crítico queda claro no solo que con el escritor de Iría Flavia se recupera el hilo de la tradición realista española, perdido tras Baroja, sino que, gracias a esta novela, la narrativa española ingresaba en esa modernidad que los anglosajones llaman Modernism. Para Castellet, a Cela la incorporación de la cultura española, de la mano de Ortega y su generación, a la cultura europea, el hecho de vivir con autenticidad su tiempo, le exigen la corrección técnica, formal, que con llevan varios años de trascendental revolución en la novela.[11]

Castellet entre 1952 y 1955, pretendía ir formulando una orientación estético-ideológica que cristalizando bajo el título de “objetivismo” procuraba tender puentes entre la generación orteguiana, pero saltándose autores como Ramón Pérez de Ayala o Benjamín Jarnés, trataba de tender un nexo histórico y formal, diacrónico y sincrónico, con la tradición literaria española para encontrar la palabra narrativa que reflejase la voz social de su momento histórico. En nuestro autor, operaba no tanto un rechazo explícito de la estética llamada “deshumanizada”, sino que buscaba un programa en donde naciera un nuevo lenguaje capaz de recobrar y transmitir el pulso de una época lánguida. En 1959 en pleno auge del realismo social, Goytisolo sí podía clamar que “hay que humanizarse o perecer […] también la verdad es revolucionaria”.[12] Castellet ve en La Colmena esta humanización, la ve como una novela coral, con la ciudad de Madrid como protagonista unificador.

J.M. Castellet, publica en 1957 en la Editorial Seix Barral La hora del lector. Notas para la iniciación a la literatura narrativa de nuestros días, obra que tiene una huella clara de “Situacions II”, ¿Qu’est-ce que la literature? (1948) Esta obra de Sartre constituye el tronco del texto de Casteller y lo impregna de ideología en un triple plano estético, político y humanístico.[13]

En esta obra Sartre nos habla de “El compromiso del autory más concretamente de la función del intelectual, pero sin caer en lo que diría Ortega de la “aristocracia cultural” para dirigir las masas. Habla de: “Las técnicas de literatura sin autor” que considera reclamada por la “conciencia del momento histórico que exige—más que otro momento cualquiera de la historia—una adecuación de la literatura a la situación actual y una función específica que la misma debe desarrollar (de ahí el concepto de compromiso de engagement, tan debatido actualmente”.[14]

Castellet desarrolla en La hora del lector, la idea del compromiso, sobre todo en la III parte, y con la culminación, al igual que Sartre, de una “literatura de futuro” al servicio de la sociedad basada en la libertad y en la solidaridad, ideal por el cual el escritor ha de luchar.[15]

Si Sartre y Beauvoir son un modelo de intelectualidad comprometida, como hemos visto más arriba, para nuestro crítico también lo es Camus. Mientras en Francia hay una pugna entre sartrianos y camusianos, en el España es frecuente que se les concilie. Por ello no es de extrañar que Castellet, a pesar de estar más influido por Sartre, coja a veces de referente a Camus. Así en el último capítulo de La hora del lector recoge unas frases del galardonado con el Nobel de ese año—1957—, Albert Camus: “encontrar algunas fórmulas que rebajen la angustia infinita de las almas libres, hacer imaginable la justicia en un mundo tan evidentemente injusto y significativa la felicidad para los pueblos envenenados por el mal del siglo”.[16]

Otras citas que podemos encontrar en esta obra de Castellet son de autores como: Cervantes, Tolstoi, Proust, del Lazarillo de Tormes, Hemingway, Joyce, Dos Passos, Dashiell Hammet o Rafael Sánchez Ferlosio, entre otros.[17]

Castellet como editor empezó a forjarse con Faulkner, Virginia Woolf, Graham Greene en la Editorial Luís De Caralt, nacida en 1942, era una editorial que se ocupaba en especial del género policiaco, era una editorial de ideología falangista, pero esto no fue inconveniente para que tradujera e introdujera un importante número de obras extranjeras en el mercado editorial español. Castellet empezó en la editorial de Luis de Caralt haciendo correcciones de estilo, que consistía básicamente en eliminar argentinismos de las traducciones, sobre todo del inglés,[18] las novelas publicadas le dieron fama a la empresa. Más adelante también trabajó en la redacción de Panorama literario (1947-1954), donde también colaboraron Manuel Sacristán y Esteban Pinilla de las Heras, entre otros.

 

 

3.    Edicions 62 y Península

 

Castellet en los años sesenta escribe algunos ensayos donde comenta la política cultural en Catalunya, con una clara influencia de pensadores marxista que había leído en su juventud como Lucien Goldmann.[19] Aunque, como hemos visto más arriba y él mismo reconoce que es Jean-Paul Sartre su “totem”:

 

Fill de l’època, les primeres idees sobre literatura amb les quals em vaig sentir còmode van ser les de Jean-Paul Sartre a situacions II (Què és la literatura?): la tasca de l’escriptor—segons Sartre—havia de consistir a revelar el món als altres, de tal manera que ningún no pogués ignorar-lo i, en conseqüència, proclamar-se innocent; d’altra banda, l’escriptor, en sucitar la responsabilitat dels lectors, havía de predicar amb l’exemple i, per tant, comprometre’s. al llarg de quinze anys—de 1950 a 1965, més o menys—, els meus plantejaments de l’obra literaria van consistir a intentar desenvolupar i aprofundir ideològicament aquestes idees, de la mà de Sartre a la de Lukács, de la de Gramsci a la de Goldmann, tot prenent com exemples les literatures més proximes.[20]

                               

En 1964, Castellet es nombrado director de Edicions 62 y de Ediciones Península, la primera se ocupaba de obras en catalán y la segunda de obras en castellano. Como director de Edicions 62, introdujo infinidad de autores extranjeros en la literatura catalana con traducciones al catalán, traducciones que realizaban amigos del mismo Castellet que por sus ideas izquierdistas no estaban bien considerados por el Régimen, entre estos traductores podemos encontrar a Jordi Soler Tura, quien, entre 1965 y 1970, tradujo para Edicions 62 una treintena de obras de pensadores de ideología marxista. Otro amigo de Castellet que fue contratado como traductor, pero en este caso para Ediciones Península fue el ingeniero industrial de ideología comunista, Alfonso Comín que llegado de Málaga a Barcelona y sin trabajo permaneció dos años en la editorial.[21] También destacan entre estos autores traducidos por Ediciones 62 autoras feministas como Betty Friedan con La mística de la feminitat (1965) (The feminine mystique, 1963), El segon sexe (1968) (Le deuxième sexe, 1949) de Simone de Beauvoir, y la novela Aparador per una dona (1969) (The company she keeps, 1962) de Mary McCarthy. A Le deuxième sexe, Castellet ya había publicado una reseña poco después de su publicación en Francia en 1949, la reseña la publicó en la revista Estilo, que ya hemos nombrado más arriba, la reseña enfureció al obispo de Barcelona Gregorio Modrego.[22] Esta reseña apareció el 5 de diciembre de 1949, en el número 3 de la revista. Castellet presenta a la autora como “el más adicto, el más original de los discípulos de Sartre” [es curioso pues Beauvoir y Sartre fueron compañeros de la misma promoción en la universidad e incluso S. de Beauvoir se licenció con mejores notas que Sartre, no tengo yo la impresión de que sean maestro y alumna, sino más bien colaboradores] y en marca el tema central de la obra en la “filosofía existencialista”: reducción de la mujer a en-soi i la reivindicación de su condición de pour- soi.[23] Preocupado Castellet porque los lectores pudieran encontrar el texto difícil, oscuro, remarca que las afirmaciones de S. de Beauvoir son “como las de su maestro Sartre: son perentorias y se jactan de evidentes; contienen una verdad soberbia, un poco insolente. Pero enseguida, de la teoría pasa a los hechos.” Valora Castellet este aspecto, en cambio, a propósito de la “conquista de la libertad para la mujer” considera que la falta de respuesta a la pregunta “¿Libertad para qué? [Castellet muy europeísta y abierto al mundo, pero aun con una vena machista de la época] Supone “una indeterminación” que “campea en toda la obra de Sartre, y es uno de los puntos por donde puede introducirse una piqueta que mine todo el edificio existencialista francés”. Toda esta opinión tópica de J.M. Castellet—que él mismo la resolverá con los años—, y aunque recrimine también al libro el hecho de limitarse a la “base solamente material, física” o a sus procacidades proclama que: “Tanto la obra de Sartre—de indudable importancia filosófica—como esta obra de Mme. [¡sic!] de Beauvoir—obra que puede resultar básica para una renovada visión de la mujer—deben ser tenidas muy en cuenta, especialmente por lo que tiene de desazón vital y por su modernidad.”

Castellet confiesa que aquello que más le ha impresionado no es el “contenido” del libro, sino “la constatación de lo lejana que quedaba la mujer española actual de un problema tan interesante y decisivo para ella como éste de su limitación y libertad.” Por todo ello, mira de trasladar audazmente, la polémica que Le deuxième sexe había provocado en Francia y en España para denunciar la situación de la mujer española y arremeter contra el statu quo y el cierre cultural franquista.[24]

No es de extrañar, pues, que el numero de la revista Estilo fuera retirado y que se apartara a Castellet de la publicación, como hemos comentado más arriba. Castellet esperó diecinueve años y, cuando llegó la ocasión, quiso recuperar el tiempo perdido y ofrecer obras de Beauvoir al público catalán. Obviamente empezó con Le deuxième sexe, que curiosamente se publicó antes en catalán que en español en España—ya se había publicado en español en Argentina (1954), al igual que la mayoría de las obras de la filósofa francesa—, está fue la primera obra de S. de Beauvoir que se publicó en España, el prólogo fue a cargo de Maria Aurelia Capmany, que ya había colaborado y traducido en Edicions 62, siendo autora también de un libro feminista en esta editorial La dona a Catalunya. Conciència i situació (1966).[25]

Otra autora feminista que influyó en J.M. Castellet, fue Mary McCarthy, se habían conocido un 15 de octubre de 1963 en el Hotel Suecia de Madrid,[26] donde se celebró el seminario “Realismo y realidad en la literatura contemporánea” organizado por José Luís Aranguren, con ayuda de otros intelectuales entre ellos Castellet, que defendían en ese momento el realismo social en la literatura. Y lo definía años más tarde de esta manera:

 

Creo que el movimiento y la teorización del movimiento comienza en los años 1955, 1956, y llega, aproximadamente, hasta 1962. La característica más importante de la literatura de este período es que, detrás de ella, hay una intención política. […] la literatura social es un movimiento concreto y determinado que surge de una generación, la nuestra, y que tiene su origen extraliterario en el fracasado congreso de escritores del año 1956; movimiento también relacionado con la politización de la Universidad a partir de febrero de 1956 […]la característica fundamental de la generación es la voluntad de usar la literatura como arma política; precisamente, por ser tan marcadamente político, el fenómeno concluye rápidamente.[27]

 

Volvamos al seminario de Madrid de 1963. El certamen se vio envuelto en la controversia de boicotear o no el acto en defensa de “La carta de los 102” contra la tortura de los mineros en Asturias, firmada por los mismos intelectuales y dirigida al entonces ministro del interior Manuel Fraga, que había tildado los hechos denunciados de inexactos. A pesar de la extrema crispación política de aquellos días, Aranguren optó por seguir adelante. Finalmente, el acto se celebró y reunió una importante nómina de intelectuales nacionales y extranjeros, desde Gonzalo Torrente Ballester, Consuelo Berges, Miguel Delibes, Fernando Morán, Joan Oliver, Joan Triadú, Francesc Vallverdú, hasta Jean Bloch-Michel, Nicola Chiaromonte, Pierre Emmanuel, la citada Mary McCarthy, Nathalie Sarraute o Jean Starobinski, etc. Invitaron también a Italo Calvino y a Elio Vittorini, pero decidieron no acudir en solidaridad con el editor Giulio Einaudi, a quien se le había prohibido entrar en el país.[28] Años más tarde J.M. Castellet sitúa la crisis del realismo entorno a este seminario y admitía que el encuentro le había sumergido en una depresión intelectual no política.[29] Aseguraba que “la gracia del seminario fue dar acto de fe de una batalla perdida de antemano”. Y concluía: “Éramos Kamikazes que queríamos que se reconociera, desde el exterior, el sentido de una situación imposible entre la voluntad de creación literaria libre y la penosa, aburrida y cotidiana aberración de la censura”.[30]

Como hemos dicho más arriba, Castellet y Mary McCarthy coincidieron en el seminario madrileño, más concretamente en la ponencia de Castellet, una de las cinco que se impartieron.[31]A cada ponencia le seguía un comentario de uno de los autores invitados. A nuestro autor le toco McCarthy, quien, sentada a su lado, dedico su intervención a ir “contra el realismo practicado por buena parte de los asistentes”,[32]hecho que indignó algunos de los presentes que la etiquetaron de “reaccionaria yanqui al servicio de la CIA”.[33]

Después de la ponencia, charlaron amigablemente durante horas en el bar del hotel, sobre su biografía, el mito de ser “una vassar”,[34]la situación de los escritores en España y su militancia política, etc. El personaje caló profundamente en Castellet. En el marco del coloquio que “firmaría la defunción del realismo”.

Veinticinco años después, en Els escenaris de la memòria (1988), libro de retratos literarios al estilo de els Homenots de Pla, donde aparecen retratos literarios de grandes autores, entre ellos encontramos a Giuseppe Ungaretti, Mercè Rodoreda, Rafael Alberti, Josep Pla, Pier Paolo Pasolini, Octavio Paz, José Luís Aranguren, Mary McCarthy y Pere Gimferrer. Castellet dedicó un magnifico capítulo a Mary McCarthy y a su estancia en el convulso seminario madrileño del 1963, y justifico la elección de la escritora norte americana “porque fue con ella con quien mantuve las conversaciones más largas y amenas de todos los extranjeros”.[35]

 

 

4.    Nueve novísimos

 

Hacia finales de los años sesenta, Josep María Castellet emprenderá la que podríamos llamar su empresa más controvertida, una antología poética que titulará Nueve novísimos poetas españoles, con esta antología Castellet quiere romper con lo que había sido la poesía y la narrativa española de la generación de los cincuenta.

Habitualmente, las antologías generacionales han servido para ofrecer una visión paradigmática y plural de la poesía de una época o generación concreta. Para determinar su valor, los antólogos han distinguido las particularidades de su elección, tanto de los modelos que esta puede anticipar como la herencia que recogen de modelos anteriores. Pero lo curioso de este caso, y que explica lo mucho que tuvo y tiene a la crítica ocupada, es que el cometido asignado a los Nueve novísimos no fue exactamente ese. Desde el prólogo, J.M. Castellet insistía en la función de manifiesto del libro y queda patente lo que allí se pretendía no era dar una muestra de lo que podía ofrecer la poesía de esa generación. La intención real era la de identificar con ejemplos de un patrón que venía decidido de antemano.[36] El libro no era pues tan solo un síntoma de que algo estaba sucediendo en la poesía española, sino que era una confirmación ejemplar del cambio.

Castellet en el prólogo Nueve novísimos, citando a Manuel Vázquez Montalbán, recordando este unas palabras del fallido discurso de ingreso a la RAE—por aquel tiempo, matiza Vázquez Montalbán, “Academia de la Lengua” por lo de republicana—de Antonio Machado, “en las que dice que cuando una ‘pesadilla estética’ se hace insoportable es señal inequívoca que se anuncia un cambio”. Continua Castellet: “los postulados teóricos del ‘realismo’ empiezan a convertirse en una pesadilla para muchos, incluidos algunos miembros de la generación que con más virulencia los predicó.” Castellet se va a mostrar muy crítico con la poesía española de los cincuenta. Y no dudará en denunciar su baja calidad, también piensa que es por la ausencia de vanguardias estéticas, “bloqueada su aparición por las posiciones ideológicas de algunos grupos dominantes de la época”.[37] Valora, en cambio, positivamente la pretensión novísima de “establecer una dinámica vanguardista en las estancadas aguas de la cultura española”, haciendo hincapié en que “los ‘peligros’ de esta actitud son mucho menores que los que podían derivar—y derivan ya—de un monolitismo ideológico que prácticamente había paralizado a nuestra literatura de creación”.[38]

Castellet interpela a la generación realista de los cincuenta a que reconozcan el fracaso del intento de cambiar las cosas y que reconozcan que al final el movimiento realista fue ineficaz para lo que querían combatir.

 

Cuando se quiere transformar una sociedad determinada, lo primero que hay que hacer es saber de qué sociedad se trata: la voluntad de transformación tiene que aplicarse utilizando los medios idóneos para tal transformación y esos medios sólo se conocen en función de la realidad social a transformar. Escribo esas obviedades porque muchos escritores españoles han antepuesto su voluntad y sus deseos de conocimiento de la realidad—y lo peor es que lo han hecho llamándose a sí mismos escritores “realistas”, es decir, amparándose para su labor literaria, en la llamada “estética del realismo”—.[39]

 

 

Hay que destruir según Castellet las “falsas apariencias”, “las ruinas” de una España en ruinas que impide la reconstrucción sobre unos cimientos nuevos y profundos. “Hay que acabar de derruir y hay que limpiar los escombros del derribo. ‘Hem de fer foc nou’, decimos en Catalunya. Un ‘fuego nuevo’ que nos alumbre y nos reconforte a todos.”[40]

También encontramos en las poéticas de los “novísimos” críticas a la poesía anterior, por ejemplo, la que hace Antonio Martínez Sarrión:

 

Esto de la poesía, como todo, es en gran medida un aprendizaje, una continua incorporación. La lección que aquellos poetas debieran sacar es que habrían pecado—paradójicamente—de idealismo y su obra se resintió de falta de calidad en muchos casos, porque olvidaron la relativa autonomía de la creación artística y de la resistencia de la palabra poética. Subvirtieron los términos, separaron lo que sólo de manera falsa puede destruirse, a saber: el mutuo condicionamiento e interactividad de signo y significación. Cayeron en la trampa del contenido que es la misma trampa del formalismo, es decir, la abstracción. En los más dotados o al menos en algunos de ellos, hubo además un problema de agotamiento, de auto plagio, de congelación.[41]

 

También Pere Gimferrer en “Notas parciales de poesía española de posguerra” afirma: “Un condicionamiento de carácter estético ha convertido a los poetas ‘de izquierdas’ en la mejor coartada de la situación que creían combatir y han terminado, incluso en el terreno personal, por convertirles […]en la contrafigura del proyecto vital bajo el que concibieron su juventud”.[42]

Castellet que une esta generación de poetas—tomando como base en concepto orteguiano de generación, donde la diferencia de edad entre sus miembros no puede ser superior a quince años, es decir el concepto de fecha-límite y la rebelión contra la generación anterior— y los divide entre seniors [Vázquez Montalbán, Martínez Sarrión y José María Álvarez]los más mayores y coqueluche [los de la tos ferina] los otros. Todos nacidos después de 1939, es decir, que no habían vivido la contienda española. A todos les une, según Castellet, “su repulsa por una ‘pesadilla estética’ que se hace insoportable, una formación extraliteraria que, en definitiva, resulta ser antiliteraria, en el sentido tradicional de la expresión.”[43]La poesía del “cogito interruptus” como la llama nuestro crítico puede ser acusada de irracionalismo y de frivolidad, pero había que hacer la “revolución de los jóvenes”.

La mayoría de la crítica de la época fue muy dura con la obra y con J.M. Castellet, pero él—como en su ensayo Lectura de Marcuse y refiriéndose a las críticas que recibió el filósofo alemán por la mezcla de influencias en su pensamiento, por salirse de un dogma, de una ortodoxia[44]—aboga por desterrar toda crítica que no comprende la evolución en el pensamiento de un intelectual que huye de los esquemas tradicionales. Acepta la critica que es constructiva desde un punto intelectual, pero rechaza la que tiene por objeto perpetuar un sistema que él cataloga de represivo.  Piensa Castellet que las obras están abiertas al diálogo y la discusión, la imaginación y la libertad, en lucha contra el dogma y la burocracia, contra una civilización represiva.

 

 

5.        A modo de conclusión

 

  Desde Edicions 62 y Península, J.M. Castellet peleó para importar autores y títulos del pensamiento y la literatura universales. Desde su condición de intelectual heterogéneo, se esforzó en introducir corrientes estéticas, filosóficas e ideológicas, como el existencialismo, el estructuralismo y el feminismo, con el objetivo de modernizar un país condenado al ostracismo desde 1939.

Josep Maria Castellet, operando desde los márgenes de un sistema literario desnaturalizado por más de dos décadas de dictadura, desde los cargos de director literario de Edicions 62 y Península, con la ambición de construir unos sellos editoriales a nivel de los europeos como Einardi o Gallimard, entre otros, ejerció un contrapeso a la ortodoxia reinante, con el objetivo de introducir en el sistema social de las últimas dos décadas del franquismo un subsistema literario crítico y abierto al mundo para empaparse de las corrientes literarias extranjeras y con todo remover los cimientos carcomidos de la literatura de la posguerra española.

Podemos decir que se marcan tres etapas en Castellet en estos veinte años que hemos analizado—aunque la última se alargará hasta bien entrada la década de los setenta. En estas etapas podemos diferenciar sus influencias, en la primera que comprendería desde su época de estudiante universitario, al principio de los años cincuenta y llegaría hasta principio de los sesenta, encontramos que sus influencias son Ortega y Gasset y Jean-Paul Sartre. Ya en los primeros sesenta y hasta casi al final de esta década, encontramos una clara influencia de G. Lukács y L. Goldmann.  En los últimos años de la década de los sesenta y coincidiendo con un pensamiento más ecléctico en Castellet, encontramos como influencias en él las lecturas H. Marcuse y S. Sontag. Tampoco hay que tomarse estas “etapas” de una manera diacrónica, como en todas las personas hay idas y venidas, avances y retornos al punto de partida. Lo que sí debemos de tener claro, como dice Eduardo A. Salas Romo,[45] es que Castellet nunca se apartó de la más estricta contemporaneidad ni de las implicaciones sociológicas, ideológicas y políticas de la literatura de su tiempo. Sus ideas, reseñas, artículos, y libros han gozado siempre de un alto grado de modernidad. Para ello, además de las influencias claras que hemos nombrado más arriba—y de todos los nombres de autores que han ido surgiendo a lo largo del texto—, también podemos decir que bebió de infinidad de fuentes por su inquietud intelectual y por ser un lector compulsivo, podemos destacar entre estas otras fuentes escritores, críticos literarios, dramaturgos, etc. Siempre prefiriendo, quizás, a los de corte más marxista, para lo que podíamos llamar sus influencias. Destacar entre los muchísimos autores de sus lecturas a intelectuales como: Roland Barthes, Gramsci, Brecht o Eco.

Con Castellet los textos y las ideas tanto catalanas o española como internacionales circularon entre la intelectualidad y los lectores de a pie, por el innumerable número de colecciones literarias que las editoriales que él dirigía lazaron al mercado, además en ediciones de bolsillo que eran asequibles por el público en general.

 

 

 

6.    Bibliografía

 

 

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[1] Túa Blesa, (2001). La destrucción de los viejos mitos, p. 115. Dentro de: De sombras y de sueños. Homenaje a J.M. Castellet. Barcelona, Ediciones Península.

[2]  Eduardo A. Salas Romo, (1997).  J.M. Castellet, teórico y crítico literario, Tesis doctoral dirigida por el Dr. Antonio Chicharro Chamorro, p. 19. Universidad de Granada. Descarga de Dialnet 10/05/ 2021.

[3] Ibidem, p. 23.

[4] Ibidem, p.38.

[5] Ibidem, p.40.

[6] Ibidem, p.40.

[7] Laureano Bonet, (1994). El jardín quebrado. La escuela de Barcelona y la cultura del medio siglo, p. 304. Barcelona, Editorial Península. Obra citada por: Eduardo A, Salas Romo, (1997).  J.M. Castellet, teórico y crítico literario, óp. cit. p. 43.

[8] Les Mandarins. Premio Goncour 1954, Revista. Semanario de Actualidades, Artes y Letras, núm.141(23-29/12/1954), p. 11. Citado por: Xavier Vall, (2000). J.M. Castellet i l’«existencialisme». Dentro de: Els Marges, núm. 66, pp. 7-23. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3752957

[9] Vide: Armando Pego Puigbó, (2016). J. M. Castellet y la narrativa española, Enrin Gallén y J. F. Ruiz Casanova, Josep M. Castellet, editor i mediador cultural, pp. 73-98. Barcelona, Punctum & Edicions 62.

[10] Ibidem, p.80.

[11] Ibidem, p. 80.

[12] Juan Goytisolo, (1959). Para una literatura nacional popular. Ínsula. Núm 146, p. 11. Citado por: Armando Pego Puigbó, (2016). J. M. Castellet y la narrativa española, óp. cit. 80.

[13] Laureano Bonet, (2014) J.M. Castellet, 1926-2014: Una larga y cálida conversación. Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo. Año XC, enero-diciembre 2014. http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmc1047453. Vide: Eduardo A. Salas Romo, (1997).  J.M. Castellet, teórico y crítico literario, óp. cit. pp. 96-97.

[14] Vide: Xavier Vall, (2000). J.M. Castellet i l’«existencialisme», óp. cit. 14. Citando a: Jean-Paul Sartre, (1962). ¿Qué es la literatura? P. 46. Buenos Aires, Editorial Losada.

[15] Vide: Xavier Vall, (2000). J.M. Castellet i l’«existencialisme», óp. cit. p. 14.

[16] J.M. Castellet, (1957). La hora del lector, pp.103-104. Citado por: Xavier Vall, (2000). J.M. Castellet i l’«existencialisme», óp. cit. p. 15

[17] Darío Villanueva, (2001). La hora del Lector, J.M. Castellet. El cultural. 19/12/2001.

https://elcultural.com/La-hora-del-lector consultado 14/06/2021

[18] Vide: Josep Mengual Català, (2017). Entre el criterio estético y el ideológico: el editor Luís de Caralt. Negritaycursivas, libros e historia editorial 04/08/2017 https://negritasycursivas.wordpress.com/2017/08/04/entre-el-criterio. Consultado el 01/06/2021

[19] Vide: Maria Patricio Mulero, (2019). La influència de Lucien Goldmann en el pensament de Josep Maria Castellet: entre la sociología de la literatura i les polítiques culturals, p. 263. Dentro de: Els comparatisme en els escriptors catalans. La literatura comparada a Catalunya. Barcelona, Edicions de la Universitat de Barcelona.

[20] Jordi Castellanos (ed.), (1973). Dentro de: AA. VV., Guia de literatura catalana contemporànea, p.20. Barcelona, Edicions 62. Citado por: Xavier Vall, (2000). J.M. Castellet i l’«existencialisme». Óp. cit. p.14.

[22] Ibidem, p. 91. Vide también: Eduardo A. Salas Romo, (1997).  J.M. Castellet, teórico y crítico literario, Tesis doctoral dirigida por el Dr. Antonio Chicharro Chamorro, óp. cit. pp. 20-22.

[23] Vide: Xavier Vall, (2000). J.M. Castellet i l’«existencialisme», óp. cit. pp. 8-9.

[24] Ibidem, p. 9.

[26] Ibidem, p.96.

[27] J.M. Castllet. Mesa redonda: La literatura social, en Camp de l’arpa, núm. 1, mayo de 1972, p. 15. Citado por: Francisco Álamo Felices, (2001) El compromiso y el realismo en la Teoría Literaria, dentro de: De sombras y de sueños. Homenaje a J.M. Castellet, óp. cit. pp.51-52.

[30] Ibidem, p. 236.

[32] J.M. Castellet, (1988). Els escenaris de la Memoria, p. 235.

[33] Ibidem, p. 236.

[34] Creado en 1861, el año de la investidura de Abraham Lincoln, Vassar College fue el primer colegio universitario femenino y feminista en los Estados Unidos. Vide: Pilar Goyadol, (2016) Josep Maria Castellet, editor de autoras feministas traducidas, óp. cit. p. 97

[35] J.M. Castellet, (1988). Els escenaris de la Memoria, p. 237. Vide: Pilar Goyadol, (2016) Josep Maria Castellet, editor de autoras feministas traducidas, óp. cit. p. 96.

[36] Vide: Eloi Grasset, (2020). Nostalgia de futuro: Castellet y la línea imaginaria de los Novísimos. Tropelías. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, núm. Extraordinario 7 https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7614930

[37] J.M. Castellet, (2010). Nueve novísimos poetas españoles, p. 24. Barcelona, Ediciones Península.

[38] Ibidem, p. 36.   

[39] J.M. Castellet, (1976). Literatura, ideología y política, p.155. Barcelona, Editorial Anagrama.

[40] Ibidem, p. 156.

[41] Antonio Martínez Sarrión, (2010). Poética, pp. 87-88. Dentro de J.M. Castellet, Nueve novísimos poetas españoles, óp. cit.

[42] Pere Gimferrer, (1971) Notas parciales de poesía española de posguerra, en: Salvador Clotas & Pere Gimferrer, 30 años de literatura. Barcelona, Kairós, p. 96. Citado por: Eloi Grasset, (2020). Nostalgia de futuro: Castellet y la línea imaginaria de los Novísimos, óp. cit. p. 166.

[43] J.M. Castellet, (2010). Nueve novísimos poetas españoles, óp. cit. p. 36.

[44]  Vide: J.M. Castellet, (1969). Lectura de Marcuse, p. 28. Barcelona, Edicions 62.

[45] Vide: Eduardo A, Salas Romo, (2001) De sombras y de sueños. Homenaje a J.M. Castellet óp. cit. p.9 (Prólogo).