martes, 18 de marzo de 2014

Hipocresía






Hipocresía.


El mundo ha evolucionado hacia una cultura de gestos treatrales, donde las apariencias y el tanto tienes tanto vales se imponen.
¿Vivimos en una sociedad hipócrita? Es una cuestión que yo me planteo cada día… Y creo que sí; vivimos en una sociedad que le gusta mostrar lo que en verdad no se es o no se siente, que le gusta mostrar interés por los demás aunque en verdad no importe lo más mínimo el prójimo. De hecho, sí importa algo del prójimo; sacar los trapos sucios si los hay y por supuesto el cotilleo, deporte nacional en la piel de toro, también en otros países existe esta constumbre tan humana, no tan marcadamente dañina como aquí quizás, pero también existe.
Hablo mucho, sí, puede que sea un pesado y a veces no sé parar, en ocasiones empiezo a explicar cosas y mi interlocutor muestra interés (ficticio) por lo que digo, al rato me doy cuenta de que le da igual lo que explico, pero se sigue mostrando como atento. Yo no me afecto mucho por la situación pues cada día espero menos de nadie y sé que todo es una cortesía cultural donde no está bien decir lo que uno piensa en realidad, por muchos factores, como pueden ser relaciones personales,profesionales o vecinales.
Francamente apreciaría más un “no me interesa lo que me dices” que no esa pose por cortesía.






miércoles, 12 de marzo de 2014

Yo ante el espejo



Hoy me mirado al espejo durante cinco minutos, no ha sido de pasada,  como siempre, sino fijándome en el señor que tenía delante, he tardado unos segundos en reaccionar… ¡Pero si soy yo!, ¡Qué viejo estoy! El tiempo pasa inexorable dejando huellas en mi rostro: en mi cabeza  cada día tengo menos pelo o en mi cuerpo donde la fuerza de gravedad injusta hace que todo caiga.
Dónde fue a parar aquella piel suave, la musculatura prieta  y sobre todo esos rizos rubios que tanto me hacían presumir. Sí, ahora dirán los que lean esto “los años té han dado más experiencia y una culturilla de popular  que té ha enriquecido”… Sí, pero el pago ha sido alto y además yo que no aprendo con facilidad me he llevado muchos golpes.
El tiempo  me ha dado dos hijas a las que quiero mucho y posiblemente sea lo más importante que he hecho en esta vida, pero también me ha ido quitando compañeros de viaje y con ellos un poco de mí mismo.