miércoles, 28 de octubre de 2015

Un trabajo sobre J. Luis Borges



BORGES, UNA MIRADA
Los cuentos El libro de arena, El idioma analítico de John Wilkins y La Biblioteca de Babel, transmiten la inmensidad de las palabras, la infinitud de los millones de combinaciones de letras y signos ortográficos que forman las lenguas. La Biblioteca de Babel es un universo infinito de galerías hexagonales que se repiten sin fin, Borges utiliza esta metáfora para que nos sintamos empequeñecidos ante ese inmenso caos que es el lenguaje, ese monstruo que cuesta dominar con exactitud. Leemos en La Biblioteca de Babel: “La Biblioteca es ilimitada y periódica. Si un eterno viajero la atravesara en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un orden: el Orden).”[1] Como el lenguaje  arbitrario y convencional, pero ordenado jerárquicamente para tener sentido. Encontramos en La Biblioteca de Babel,El idioma analítico de John Wilkins y El libro de arena un sentimiento de vacío que no se puede llenar con palabras nuevas, es un sentimiento  de angustia o impotencia ante la inmensidad del  lenguaje. El narrador siente que todo está ya escrito, y si todo ya está escrito lo único que queda es copiar o hacer pequeñas variaciones imperceptibles. Borges escribe: “Cada ejemplar es único, irremplazable, pero (como la Biblioteca es total) hay siempre varios centenares de miles de facsímiles imperfectos: obras que no difieren sino por una letra o una coma.”[2] Pequeñas variaciones que pueden alterar todo el significado del mensaje, crear más confusión, más dudas sobre el conocimiento, más búsqueda de la verdad o la razón, más angustia al descubrir que no se sabe más que una pequeña porción de las cosas. Ricardo Piglia comenta: “Da la sensación, por sentirse incompleto que hay algo de angustia en Borges, quiere leerlo todo, abrazarlo todo, pero es materialmente imposible.
[1]. J.L. Borges La Biblioteca de Babel. pág. 5
[2]. J.L. Borges La Biblioteca de Babel. pág. 4
 La lectura de la biblioteca le lleva a otro libro y este a otro sin final.”[3]  O podemos leer en  La Biblioteca de Babel: “La certidumbre de que todo está escrito nos anula o nos afantasma” [4]. La inmensidad nos bloquea al igual que la mirada al abismo nos paraliza.
Beatriz Sarlo sobre la totalidad de La biblioteca  comenta: “la predestinación rige a la biblioteca-universo, porque todo, pasado, presente y futuro (patéticamente: la historia de tu muerte, lector), está escrito en algún libro cuyos contenidos son inabordables y contradictorios.”[5] Todo está escrito, se empieza a morir cuando se nace y ese futuro cierto genera preguntas difíciles que no tienen respuestas, las buscamos en la religión que pone orden en todas las fases de la vida con sus sacramentos.
En “El idioma analítico de John Wilkins” Borges vuelve al tema recurrente del orden en el desorden, nombra diferentes maneras de clasificar las palabras, expone el intento de varios autores por crear un idioma análogo, un idioma nuevo matemático o simbólico, pero los lenguajes son algo más que matemáticas y símbolos; el lenguaje está vivo y no es estructura rígida matemática, tiene un carácter histórico, evoluciona con la sociedad. El lenguaje a pesar de estar vivo se somete a unas reglas que son de carácter jerárquico y sintáctico, Michel Foucault escribe: “Los códigos fundamentales de una cultura – los que rigen su lenguaje, sus esquemas perceptivos, sus cambios, sus técnicas, sus valores, la jerarquía de sus prácticas – fijan de antemano para cada hombre los órdenes empíricos con los cuales tendrá algo que ver y dentro de los que se reconocerá. En el otro extremo del pensamiento, las teorías científicas o las interpretaciones de los filósofos explican por qué existe un orden general, (…) por qué razón se establece este orden y no aquel otro.” [6] La lengua tiene un orden, sin ese orden reinaría el caos y no habría una comunicación certera, los mensajes se perderían por recovecos insondables.
[3] Borges, por Piglia Televisión Pública Argentina. Clas. 2
[4]. J.L. Borges La Biblioteca de Babel. Pág. 5
[5]. B. Sarlo, Borges, un escritor en las orillas. Pág. 60
[6]. M. Foucault, Prefacio Las palabras y las cosas. Pág. 5
Borges parece vindicar el idioma analítico  J. Wilkins como un gran sistema para poder comunicarnos, pero no es más que un juego para confundir al lector, y a su vez demostrar la complejidad de la lengua y del  proceso cognitivo que hay en su ejecución. Borges escribe: “Las palabras del idioma analítico de J. Wilkins no son torpes símbolos arbitrarios; cada una de las letras que las integran es significativa, como lo fueron las Sagrada Escritura para los cabalistas. Mauthner observa que los niños podrían aprender ese idioma sin saber que es artificioso; después en el colegio, descubrirían que es también una clave universal y una enciclopedia.”[7] El poder del lenguaje, necesario para la comunicación, exige un pacto entre los hablantes, ese pacto se pasa de padres a hijos, hace que las cosas se llamen coma se llaman y  puedan universalizarse.
B. Sarlo  escribe sobre el texto que nos ocupa “el límite desestabilizado e inseguro entre verdad y ficción, a través de atribuciones falsas, desplazamientos, citas abiertas y ocultas, desarrollos hiperbólicos, paradojas, mezcla de invención y conocimiento, falsa erudición. El idioma analítico de John Wilkins (…) responde a la estrategia de des-concierto que Borges adopta, casi de manera invariable, para presentar ideas.”[8] Parece buscar el plantearle problemas al lector, reflexiones sobre el lenguaje, sacar al lector de su estructura rígida del orden establecido y llevarlo con sus escritos a un nuevo orden.
Beatriz Sarlo continua escribiendo sobre el texto de Borge, “esta secuencia extraña y lógicamente siniestra combina elementos heterogéneos en una clasificación que no clasifica según orden instrumental ni de experiencia, contradiciendo la utopía, también inalcanzable, de las lenguas naturales.”[9]


[7] J.L. Borges, El idioma analítico de John Wilkins. Pág. 2
[8]. B. Sarlo, Borges, un escritor en las orillas. Pág. 47
[9]. B. Sarlo, Borges, un escritor en las orillas. Pág. 47
Bibliografía:
J.L. Borges, La Biblioteca de Babel www.literaberinto.com/.../bibliotecaborges.htm)
Borges, por Piglia Televisión Pública Argentina https://youtu.be/_R9eBT17ABg. 2014
B. Sarlo, Borges, un escritor en las orillas. Buenos Aires: Ariel, 1995
M. Foucault, Prefacio Las palabras y las cosas. Madrid S. XXI, 200
J.L. Borges, El idioma analítico de John Wilkins  www.ccborges.org.ar








Hoy

Pensando un poco me he dado cuenta de que soy un parásito de la sociedad, no soy productivo para nada, mi pensamiento es el de otros, mis palabras las dijeron otros antes, y mi futuro no existe, me refiero a que no seré productivo tampoco en el futuro. Mi vida es arrastrarme por ella hasta el final, como una cosa inocua, una cosa que es lo mismo lo que dure y que nadie lamentará su falta. Caeré en el olvido más absoluto, o seré sólo una mera huella, una leve sombra que existe en el recuerdo de algunos que algún día me conocieron, sus recuerdos serán vagos y otros ni siquiera recordarán haberme conocido, aunque les den todas las referencias del mundo.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Ecos de un verano



Voy ha publicar un cuento por capítulos aquí para todo el mundo, es pero que os guste.



Aquel domingo de verano estaba sentado en la terraza del bar Plata, con mi amigo Juan, acabábamos de salir del cine de ver una de esas películas del oeste donde el protagonista era más rápido que nadie desenfundando el revólver y tiene un romance con una chica preciosa que trabaja en el saloon, pero su amor es imposible, él es un alma libre y no se quiere atar a ningún lugar y ella es una desheredada de la vida.
Estábamos allí y la vi pasar junto a otras dos amigas, fije mis ojos en su cuerpo, en su contoneo, ella se dio cuenta y me lanzó una mirada cortante, yo disimulé y miré a Juan­ – le comenté – la conoces­ – me miró con cara extrañado y me dijo –¿a quién?
A la morena tan guapa que acaba de pasar – advertí.
¡Ah! sí, es Marta, la amiga de mi hermana, pero todo lo que tiene de guapa lo tiene de tonta. Por qué dices que es tonta – pregunté – es muy infantil y no quiere “rollo” – me contestó haciendo una mueca.
Dejamos la conversación aquí y empecemos hablar de fútbol, del Madrid, del Barça, pero yo no podía quitarme de mis pensamientos aquellos ojos claros, grandes y su melena al viento, el contoneo de sus caderas. Imaginaba la textura de su piel, sería suave, carnes apretadas… No atendía a nada que me decía Juan, contestaba con monosílabos o vagamente, pues mi mente volaba tras ella.
Pasó más de tres semanas hasta que volví a verla, ella no me vio, la seguí a escondidas por las calles. No sabía cómo iba a conseguir hablar con ella, qué le iba a decir. Me di cuenta que me había enamorado perdidamente. Yo tenía diecisiete años y nunca había sentido algo igual.
Recordé que mi amigo me comentó que era amiga de su hermana y urgí un plan para poder acercarme a ella, organizaríamos una fiesta en casa de Juan e invitaríamos a algunos amigos, a su hermana y sus amigas. Pondríamos música en el tocadiscos, yo tenía discos de Bonny M, de Beatles, Mecano, en casa de mi amigo habían discos románticos como Miguel Bose y un sinfín de italianos que cantaban en español.
Mi idea era: cuando llevásemos un rato escuchando música y el ambiente fuera distendido, atacar con música romántica y pedirle a ella para bailar lento.
Cuando llegó el día estaba tan nervioso que ni dormí ni apenas comí. En la fiesta, Juan me decía “que no te comerás un rosco, hazme caso”. Cuando llegaron los lentos, trague saliva, sentí una sensación como de vacío en el estómago, me fui a buscarla y le pedí para bailar, para sorpresa mía me dijo que sí. Sentí una sensación como de cosquilleo que me corrió por todo el cuerpo, una alegría desmesurada, tanto que tuve que contenerme para no empezar a reírme como un loco.
Salimos a bailar y me presenté – me llamo Gonzalo, tu eres Marta ¿verdad? – ¿cómo lo sabes? – Me contestó – he preguntado a mis amigos si te conocían. ¿Por qué? – Me preguntó.

 Es que desde que te vi el otro día en frente del cine no puedo dejar de pensar en ti – respondí –. Eres un descarado y no veas como me mirabas, parecías un sapo con los ojos saltones.
No me sentí ofendido, le dije: “que era tan guapa, que tenía los ojos tan bonitos que no podía apartarla de mi mente”. Exagerado – me dijo – pero sonrió. La apreté más contra mí y su respiración se volvió más profunda y mis manos torpes bajaron a buscar por un instante sus glúteos para volver en seguida a su cintura… la besé y ella no huyó el beso. Fue una sensación extraña, maravillosa. La música después de varios bailes se acabó, nos fuimos a sentar en el sofá, hablemos unos minutos y decidí a acompañarla a su casa. Por el camino nos besábamos y nos reíamos de tonterías que decíamos el uno y el otro. Cuando lleguemos a trecientos metros de su casa nos despedimos – para que no nos viera nadie de su familia –, con un gran beso. Quedamos en vernos tres días más tarde, porque ella tenía que ir a ver una tía suya a Zaragoza con sus padres.
Cuando regresó me llamó por teléfono estuvimos tres cuartos de hora hablando de lo mucho que nos habíamos echado en falta, de las ganas de estar juntos. Quedamos en vernos a las seis de la tarde en la plaza del pueblo – un lugar alejado del barrio donde vivía ella, pues no quería que se enterara su madre –. La vi entrar por uno de los callejones de la plaza, estaba radiante, venía con un vestido blanco de falda con vuelo a media pierna, llevaba un poco de maquillaje que la hacía parecer mayor, me sonrió un cuando llegó a mi altura nos besamos tímidamente en los labios.

 - ¿Cómo estás? – Me preguntó. 
 - Bien, muy bien – le dije y añadí – “Estas guapísima, cómo es posible que no me fijase en ti antes, ¿dónde estabas? ¿Quién te tenía secuestrada?”
- No me escondía eras tú el que no me veías – me contestó.
- Porqué voy al mismo instituto que tú desde hace un año y yo a ti  te he visto jugar a fútbol sala en el “insti” e incluso una vez fui a tu casa, hace un año, con unas amigas a buscar a tu hermana Sonia. 

- No me acuerdo, lo siento… ¿Eres amiga de mi hermana? – Le pregunté.
- Bueno… tanto como amiga no diría yo, conocida más bien. Después de unos cuantos reproches, la besé y dimos por zanjado el tema.
Salimos a pasear cogidos de la mano, yo tenía una sensación extraña como de angustia y alegría a la vez. No hacía más que mirarla sus gestos me parecían tan bonitos, tan graciosos, que empecé a sentir que no podía haber nada mejor que Marta en el mundo, ¡era tan perfecta! Nunca había soñado con una chica ideal, pero si la había sin duda era ella.
Fuimos a la bolera a jugar unas partidas de bolos, yo quería aprovechar que sabía jugar bastante para pavonearme y mostrar mi masculinidad y la verdad es que no fue una tarde afortunada, no hice ningún “stryke”, fallé una infinidad, no hacía más de siete u ocho puntos por tirada… ya digo un desastre.
Al rato de estar en la bolera llegaron algunos amigos, entre ellos Juan que me comentó: “que ya ha habido algo”. No seas bestia – le conteste.

Cuando llegaron sus amigas se besaron con ella en la mejillas para saludarse. Luego empezaron a reír sin aparente motivo y a dar saltitos a coro. A mí me pareció un poco infantil, pero a la vez sentí un poco de celos – la quería sólo para mí.
Pasamos un par de horas en la bolera, hablando de planes para el verano que comenzaba: cine playa, excursiones, bañarnos en alguna poza del río y hacer alguna merendola en el campo.
Algunos de los chicos marcharon. Cuando Marta y yo decidimos marcharnos, nadie dijo de acompañarnos, imagino que sería para dejarnos solos.
De regreso a su casa dimos un rodeo y pasamos por un parque poco iluminado, no sentamos en un banco de madera, puse mi brazo por encima de su hombro, ella puso sus piernas sobre las mías, acerque mi boca a su boca, su pecho ascendía y descendía lentamente, su respiración se volvió profunda, como si le costara coger aire.
La besé y mi mano izquierda se posó sobre su muslo, no me atreví a buscar más arriba y me fui con mi mano a su vientre de ahí a su pecho derecho, me apartó la mano, la bajé de nuevo a su vientre.
Pasé a besarle el cuello y decirle en el oído que la amaba, le besé los labios y mi mano buscó de nuevo sus pechos, esta vez no opuso resistencia, los acaricie suavemente, se notaban la juventud en ellos. No estuve mucho tiempo, aparte mi mano, le di un beso intenso en su boca que se entre abrió.
Sentía un calor que me subía desde mis entrañas, poniéndome la cara y las orejas rojas como un tomate maduro.
Decidimos marcharnos, cuando estábamos cerca de su casa, nos despedimos y quedemos en vernos al día siguiente para ir al cine.
Quedamos en la puerta, también vinieron otros amigos entre ellos Juan y mi hermana Sonia.
Mi hermana tenía dos años menos que yo igual que Marta. Ella se sentía atraída por Juan, también Juan por mi hermana aunque lo intentaba disimular y no me comentaba nada por respeto a nuestra amistad.
Entremos en el cine hacían “Ecos de un verano”, con Jodie Foster y Richard Harris. Jodie Foster interpretaba una niña con un cáncer terminal y Richard Harris hacía de padre de la niña.
Una película muy dramática y lacrimógena, aunque yo no me enteré de mucho.
Marta esteba radiante, no podía apartar mis ojos de ella, pensaba que como era posible que no me enterase de su existencia, como se me había pasado por alto, hasta que la vi el día del Plata. Dentro del cine nos sentemos en el lugar más oscuro del cine, en un rincón en la parte de atrás.
Cuando empezó la película le puse mi mano en su muslo, ella no la apartó, la dejé durante un par de minutos y luego busqué su mano y se la cogí, me miró y le di un beso, acerqué mi boca a su oreja y le dije bajito: “te quiero”, ella – me contestó – yo a ti también. Nos besamos en un largo beso con nuestras bocas entre abiertas, pasionalmente.
Por otro lado, Juan pasó por alto el respeto hacia mí y decidió acometer a mi hermana y a ella no parecía que le molestara mucho, estaban besándose, me alegre por los dos. Yo había tenido mis diferencias con mi hermana en el pasado – imagino que como todos los hermanos que tienen una hermana menor, que creen que es repelente, solo por el hecho de ser niña –, aunque ahora tengo una gran amistad con ella y la quiero muchísimo.
Marta puso su cabeza en mi hombro, buscaba mi complicidad, yo me sentía un superhombre, con aquella preciosidad buscando mi protección bajo mi ala, como un cachorrito perdido – el perdido era yo, que estaba calado hasta los huesos por ella.
Después de una hora y media de película – de la cual no me enteré mucho, por estar más pendiente de Marta y de mis pensamientos –, salimos a tomar algo en una terraza. Juan iba de la mano con mi hermana, los dos parecían acalorados, sus ojos mostraban ese brillo particular que tienen los ojos de enamorados, mostrando la felicidad del momento. Di una palmada de aprobación en la espalda de Juan, que me devolvió una leve sonrisa que parecía más una disculpa que otra cosa.
En la terraza del bar hablamos de nuestros planes de futuro, Juan decía que cuando acabara el instituto, dejaría de estudiar para ponerse a trabajar en el negocio de su padre, una pequeña empresa familiar de mantenimiento industrial, donde empezaría por abajo a aprender el oficio de mecánico, para en el futuro hacerse cargo de la empresa.
Yo comenté que quería estudiar historia en la universidad, porque me apasionaba y quería ser profesor de instituto.
Marta decía que quería estudiar turismo y viajar, la miré, con una mirada inquisidora – cómo podía pensar en irse por el mundo y estar separada de mi –, ella se dio cuenta de mi reacción y me comentó:” ¿Qué te pasa?” Le contesté:” que respetaba mucho su idea pero que sería mejor que estudiara enfermería o magisterio que es más apropiado para las mujeres”. Estalló en cólera, me dijo: “¿Qué te has pensado?, ¿Quién eres tú para para decidir qué le conviene más a una mujer? Yo le contesté: “que el irse por ahí de viaje es más propio de busconas y solteronas, que ella estaría mejor en casa cuidando de su marido y sus hijos”. Se levantó como una posesa, me dio un bofetón y salió corriendo…Me quedé perplejo, no supe reaccionar y no salí tras ella.
Juan y mi hermana me miraban boquiabierto. Juan me dijo: “cómo puedes ser tan bestia”, mi hermana añadió: “machista”, gritándome con todo su alma.
Se despidieron de mí, yo me quedé allí de rotado, hundido, sentía que el mundo se me hachaba encima, que tiraba por la borda una relación que acababa de empezar con una chica perfecta y todo por mi mala boca, por hablar sin pensar, por mis celos de querer sólo para mí aquella maravilla de la naturaleza.
Cuando llegué a mi casa la llamé, pero no quiso ponerse al teléfono. Yo tenía un peso en el estómago, cuando mi madre me llamó para la cena, le dije que no tenía hambre, que había comido algo por ahí. Me tumbé en la cama y empecé a llorar y a maldecir mi boca. Al rato me dormí derrotado por el llanto, me desperté de madrugada y no pude conciliar el sueño en lo que quedaba de noche.
Por la mañana vino a buscarme Juan para ir a ver una prueba de atletismo, a los dos nos apasiona y Juan me hacía comentarios apasionados, pero yo no prestaba ninguna atención a las pruebas no podía dejar de pensar en Marta.
En un momento Juan parecía que quería comentar el episodio sucedido con Marta, pero no le dejé, le dije que no quería hablar del asunto, que sentía mucho dolor y el respetó mi silencio.
Cuando volví a mi casa me encontré con mi hermana que me miró como si fuera un bicho raro, la saludé y le pedí perdón, le supliqué que llamará Marta y que le dijera que yo lo sentía mucho, que no pensaba lo que decía, que hablara conmigo, que si no me iba a morir, que mi vida se había acabado – tenía esa pasión de adolescente donde todo es tan terrible.


















sábado, 2 de mayo de 2015

INMORTALIDAD

El hombre se hace inmortal cuando se multiplica a través de sus genes, no hay otra forma posible de inmortalidad.
El hombre desde que nace muere un poco cada día, como cualquier criatura, como cualquier ente.
El hombre cuando empieza a tener conciencia de su mortalidad empieza a buscar respuestas a sus preguntas, cuando ya no encuentra respuestas, y por una reacción natural de miedo a lo desconocido, llena  sus interrogantes con un Dios todo poderoso y perfecto, que todo lo guia, aunque los errores del sistema que los hay son culpa del libre albedrío o de las fuerzas del mal. Un Dios que te deja escoger pero que te castiga si no lo sigues.
El hombre en su capacidad de pensar abstractamente, de tener ideas, de evolucionar hasta poder poner un hombre en la Luna y traerlo de regreso, un hombre que es capaz de sacarle el corazón a un congénere, cambiárselo y dejarlo vivo, no concibe que es un animal como otro cualquiera, que ha nacido, ha crecido, si atenido suerte se multiplicado y que al final de sus días muere sin más.
El hombre se cree criatura de Dios, imagen y semejanza es decir imperfecto y inmortal, pues toda copia (mímesis) es imperfecta del original idea. No concibe que es materia como cualquier otro ser vivo o no y la única inmortalidad es la perpetuación de sus genes a través de sus hijos.
Los animales si que tienen conciencia de inmortalidad, pues nunca se plantean si van a morir, no saben que morirán y por ello se creen inmortales, aunque si que saben por un instinto que la única manera de perpetuarse es transmitir sus genes. Un ejemplo claro de esta afirmación lo encontramos en el león que entra en el territorio de otro león, si vence la pelea lo primero que hace es matar las crías de las leonas para que entren en celo y así poder transmitir sus genes y perpetuarse, las leonas por el mismo motivo, es decir para que no les maten sus crías y por instinto maternal cazarán para el león, para que este descansado y pueda defender sus crías con todas sus fuerzas.
Somos ideas y materia, las ideas son lo único que nos diferencia del resto de los seres vivos, nuestras ideas podemos transmitirlas a través del lenguaje, aunque como tal es interpretable y puede ser distorsionado, y la materia viva la transmitimos con nuestros genes.

sábado, 25 de abril de 2015

INCOMPRESIÓN ENTRE EL OBJETO Y EL SUJETO

El objeto está perdido, hay un abismo entre el objeto y el sujeto. El objeto siente que es más que el sujeto y además le atribuye al sujeto defectos y problemas e ideas diferentes de las que en verdad el sujeto siente. Hay una sensación en el objeto que cree tener la determinación exacta, e incluso un conocimiento exacto (episteme) del sujeto, pero no es más que un conocimiento parcial (doxa), no hay ontología en su planteamiento y su idea (noos) es equivocada.
El sujeto sin hacerse una idea (noos) exacta del objeto sí que puede decir que tiene una sensación como si supiera la génesis exacta del objeto y a pesar de que el sujeto se quiere apartar del mundo sensible y llegar a una determinación sin falsos juicios, la noos que tiene se puede decir que es un conocimiento exacto (episteme) del objeto, lo cual nos lleva a la conclusión de que el sujeto y el objeto se separan, pues su determinación y sus conceptos sobre los estados episódicos de una relación sin casualidad, son totalmente opuestos.
     



    Jorge

 Yo me cuestiono ¿es posible pasar del yo al nosotros, sin caer en el pesamiento único?
Sí tenemos en cuenta al concepto desde un plano universal, es decir que el concepto defina universalmente al ser, provocando que las contingencias particulares afirmen o reafirmen la universalidad del concepto. Está claro que el concepto universal contiene la contingencia particular, pues lo infinito contiene lo finito. El nosotros contiene al yo. Ya dijo Sartre ” El hombre es poseedor de una naturaleza humana; está naturaleza humana, que es el concepto humano, se encuentra en todos los hombres, lo que significa que cada hombre es un ejemplo particular de un concepto universal, el hombre”. Pero ¿puede este hombre ser concebido como un igual a otro hombre, o por el contrario hay que valorarlo particularmente? ¿Somos todos iguales?


sábado, 18 de abril de 2015

IGUALDAD ENTRE SEXOS

Los hombres y las mujeres no somos iguales ni de genero, ni mentalmente. Si lo somos en la condición de seres humanos, bípedos biperestados, con inquietudes mentales superiores y con un lenguaje abstracto, arbitrario y convencional. Somos iguales como seres, y por desgracia no se refleja en nuestra sociedad machista y cargada de tópicos clasistas.
Ya la lengua marca diferencias más que notables en la designación con palabras femeninas de cosas malas en si y de cosas buenas con palabras masculinas - es cierto que el concepto mala y bueno es discutible desde la óptica filosófica, pero eso se puede discutir otro día- por ejemplo: coñazo-cojonudo, putada-favor,etc.
Los colores tradicionales para cada sexo, colores fuertes hombres colores suaves femeninos: rosa-rojo, lila-azul,etc.
Verdaderamente desde el principio de los tiempos y con la distribución de los trabajos cotidianos el hombre fue manifestando una hegemonía sobre la mujer basada en la mayor fuerza física masculina y por el hecho de ser la mujer la que gestaba a los hijos, han pasado miles de años, incluso millones y seguimos con un reparto igual, el hombre desde la época cavernícola apenas si a avanzado en este terreno. La discriminación durante siglos y siglos tratándolas como seres de segunda clase: no podían votar, no podían pedir un crédito,etc.
La igualdad entre hombres y mujeres será efectiva el día que cobren los dos lo mismo por un mismo trabajo, el día que un hombre mire a una mujer como un compañero de especie y no como un objeto de placer, el día que no hayan cupos para garantizar la presencia de mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, que una mujer sea ministra, presidenta de un consejo de administración de un banco, conductora de camión,panadera o albañil y que nadie se sorprenda. Al igual si un hombre se queda en casa haciendo los trabajos del hogar y cuidando los niños de la pareja y nadie se sorprenda porque sea la mujer la que sale todas las mañanas a trabajar fuera del hogar.
Tenemos que superar muchos complejos de la época cavernícola si de verdad queremos llegar a ser una sociedad justa e igual sin distinción de sexos. El hombre ha de erradicar ese sentimiento paternalista en algunos casos y de propietario en otras sobre las mujeres - me refiero a la violencia de genero- para hacer una sociedad más justa y más harmónica. Hay que hacer una mirada a nuestro interior y eliminar todo sentimiento de superioridad y tradición ancestral.

domingo, 12 de abril de 2015

El Río

 Voy navegando por un río, busco - porque me ha dicho que existen - aguas tranquilas, siempre escojo mal, elijo las aguas más turbulentas, y aunque mi barca no acaba de undirse, sí que el agua me golpea en el rostro con fuerza, me hace daño.
 Redirijo mi bote hacia los meandros, parece que el agua se ha amansado... es  solo un espejismo unos cuantos metros más allá, el destino se  vuelve a reír de mi y unas inmensas cataratas se presentan amenazantes.¿Lograré salir de está nueva prueba sin daño alguno? No, no lo creo, estas cosas siempre te dejan huellas en el cuerpo, en el alma y arrugas en la cara.
¿Dónde están esas aguas de la tranquilidad que a mi me prometieron una vez, existen o es qué soy tan tonto qué no las se ver?

sábado, 11 de abril de 2015

Sueño


Sueño
No quiero vivir eternamente,
quiero morir como muere  una flor.
como muere un pensamiento,
como muere el sol.
Me diste la sombra,
me diste el sol,
me diste la vida,
me arrancaste el corazón.
Descalzo camino por el páramo,
la tierra bajo mis pies,
a ella pertenezco,
a ella he de volver.

Jorge

jueves, 5 de marzo de 2015

Dionisio

 Dionisio se pasa el día en la estación central limpiando todas la superficies que ve con un trapo roñoso. Deambula  con la mirada ausente, arrastrando los pies y vestido con ropas encontradas. 
 ¡ Dionisio! ¿De qué condición social eres? - Soy vertical.
 Y ¿cúal es tu modus vivendi? - Es horizontal. Pertenecí a los androginia, estrófagos empedernidos, irreflexivos, que sus acciones conducen al caos y la precipitación, a una misoginia loca. Y ahora aquí estoy perdido, solo y sin rumbo. Esperando una parca que tarda en llegar.

viernes, 20 de febrero de 2015

Fhabela


En la fhabela duerme un niño,
no tiene padre ni madre.
Solo conoce la calle,
vive la vida como si de una guerra se tratara.


Siempre en la nube de cola colgado,
riendo y llorando sin saber porqué.

Sus compañeros con él
amenazados por la muerte,
con frío y hambre pasan la noche.

La ley te persigue,
¡porque no vales nada!
tan solo eres un desheredado más.

No conoce el amor,
!no sabe nada¡
en su nube de cola colgado.

No tuvo quien le cantara,
 quien velara su sueño,
quien le acurrucara y
le acariciara el pelo.


Ríe y llora sin saber porqué,
con sus compañeros
en la nube de cola colgado.


Sus dientes picados, ennegrecidos,
roídos por la cola.
Su rostro herido por los golpes
de los mayores.

La ley te golpea
porque no vales nada.
¡Solo eres un desheredado más!

Sueña sí...
Con la madre que no tuvo,
que le peina, le acuna,
que vela su sueño.

Y sigue hay colgado
en su nube de cola,
esperando la muerte llegar,
y sabe qué llegará temprano.

Jorge

viernes, 30 de enero de 2015

Renacer


Me dejaste y me sentí como la carroña,
como ese trozo de carne putrefacta,
llena de gusanos, de larvas nerviosas de moscas,
pero renaceré como la mariposa que sale del capullo
de una oruga que se arrastró por el suelo,
pero que ahora puede volar.

He comprendido que solo eras un lastre, 
comos las lapas que se adieren a laquilla,
como la carcoma que se come el casco
de este barco perdido que es mi vida.

Resurgiré de las cenizas como el ave fénix, 
y volaré tan alto que el sol quemará mis alas
pero será un calor agradable, apacible;
el aire me golpeará en la cara, me sentiré vivo.

Dejaré atrás las noches del polo norte,
 la frialdad de tu gesto, 
la ponzoña envenenándome la sangre.

Quiero gritar hasta quedarme sin voz,
soy yo, una persona, 
no una leve sombra de hombre que fui
antes de convertirme en tu mascota faldera, 
en el perro que necesita de su amo para comer y beber.

Soy libre, soy agua, viento;
las lágrimas que ahora vienen a mis ojos
son de alegría, y me permiten ver el cielo azul y claro,
no nubarrones grises, tormentas y rayos.

Me has comido, me has devorado
 como el depredador devora su presa;
pero aquí estoy, vivo, lucido, 
he volado de tu nido de buitre carroñero;
lo he visto, estaba ciego.

Quédate ahí, y no te acerques,
el solo verte me produce nauseas,
quédate ahí, que aunque me lo pidas
no vuelvo.



Muerte de un niño

Llora la madre,
 llora por su hijo perdido.
Las sienes le van a estallar,
los ojos rojos, doloridos
de tanto llorar.

Le perdió siendo niño,
aún sin haber vivido nada;
rubio, guapo, feliz...niño.

Abrazada a su fotografía,
apretándola contra su pecho,
cómo si de él se tratara.
Queriendo darle la vida
que una vez ya la dio.

¿ Por qué?  pregunta, nadie le responde.
Pequeño, frágil, lleno de vida 
y ahora inerte,
encerrado en una caja de madera,
aprendiendo a vivir y ya muerto.

Llora la madre, 
nadie la consuela;
con él muere ella también.

Ya no quiere vivir,
el dolor en su pecho es tan grande, 
que el aire lo toma abocados
amargos y sangrantes.

La vida se acabó para ella
no hay nada más que la nada,
si pudiera se cambiaría por él;
moriría ella... ¡si!

¡No quiere nada ya!,
vacía se ha quedado,
seca por dento y
mojada de lágrimas por fuera.

Rota como una muñeca,
negra por dentro,
negra por fuera.

Jorge

jueves, 22 de enero de 2015

EL ANDÉN

Se han fijado en los andenes de las estaciones, llenos de gentes mirando el móvil, clavando sus ojos en una pantalla parece que haya una conexión, como si un flujo emanara de los ojos y fuese absorbido por el teléfono, las caras se deforman,perdiendo la sustancia humana, parecen los rostros inexpresivos de los robots y los ojos mirando al infinito interior del smártphone. Estas diminutas máquinas tienen sentimientos endemoniados y perturban la paz y la estructura de una sociedad ridícula, donde por ejemplo: unos comensales en un restaurante prefieren mirar una y otra vez el ingenio luminoso que hablar con su partenaire. La comunicación tal como la hemos conocido está desapareciendo, y se va convirtiendo en un cumulo de signos abreviados y de grafías que buscan la sonoridad para significar palabras, que nos hacen perder nuestro preciado idioma. Idioma que además está sufriendo los indemnes ataques de una lengua, que por lo visto es más moderna y más prestigiosa de utilizar, que una lengua mezcla de diferentes culturas y rica en matices semánticos