miércoles, 26 de junio de 2013

El colegio.



El colegio.
Mis recuerdos del colegio empiezan en Vélez – Málaga.
Sólo íbamos niños no era una escuela mixta.
Recuerdo un profesor severo como casi todos los de aquella época. Fui poco tiempo pues a los pocos meses de comenzar el colegio emigremos a Cataluña
Recuerdo un día que vinieron a vacunarnos a la escuela: nos pusieron en fila – En aquella época les gustaban mucho a los maestros las filas y el que nos alineáramos con el compañero de delante –, íbamos pasando de uno en uno arremangados, yo le iba cediendo mi plaza a los distintos compañeros que tenía detrás. Los que estaban vacunados subían a clase, cuando pasaron unos cuantos compañeros delante de mí y aprovechando el despiste de los profesores, me fui con mis compañeros hacia arriba, diciendo como ellos “no duele… no duele nada”. Total que no me vacunaron.
En la escuela de St. Celoni, mi primera profesora era una chica embarazada, no recuerdo su nombre, de las pocas cosas que recuerdo de ella es un día que nos preguntó ¿Qué queríamos ser de mayores? Yo le dije: “que escritor” me contestó que mucho tendría que mejorar la letra y la presentación de las cosas, pues era un desastre. La verdad es que sigo siendo un desastre.
Cuando cogió la baja para dar a luz, nos trajeron como profesora la hija de un maestro del colegio, era una adolescente, tenía la costumbre de castigarnos poniéndonos un esparadrapo en la boca – A veces durante horas –.
Salíamos a un patio lleno de piedras, con edificios al lado de donde estábamos en clase ruinosos, cayéndose, la verdad no sé cómo no pasaban más cosas.
En tercero me cambiaron de colegio – Siendo público igualmente, lo que pasa es que en aquellos tiempos los niños estábamos repartidos en varios colegios.
Cuando hacía tercero ETA asesinó al Almirante Carrero Blanco, estuvimos toda la tarde en silencio escuchando música clásica
Tercero es sin duda el curso que recuerdo con más cariño, fue el año que hice la comunión. El traje que llevaba me lo compró mi abuela materna, un traje de chaqueta americana y pantalón corto de cuadros muy bonito – El pantalón lo seguí utilizando mucho tiempo –. Fuimos a celebrar la comunión a una masía de un amigo de mi padre, mi hermano y un primo mío que en aquel entonces vivía con nosotros bebieron un poco más de la cuenta y acabaron dormidos en un prado que había alrededor de la masía.
Pero sobretodo recuerdo tercero por la profesora que tal vez ha sido la mejor que he tenido nunca.
Cuarto lo hice con el marido de mi profesora de tercero y ni punto de comparación con su mujer.
Ese año lo más destacado es que estrenábamos colegio, que por cierto le pusieron el nombre del Almirante asesinado por ETA.
También me enamoré por primera vez, de una niña de ojos azules grandes y un cabello negro con una trenza ¡precioso! Con su abrigo azul marino de tres cuartos y un gorro celeste de lana.
Cuando salía del colegio la acompañaba a buscar una hermana más pequeña que salía media hora más tarde, luego la acompañaba a su casa y como vivía en la otra punta del pueblo de donde vivía yo, llegaba siempre a mi casa a las tantas, tanto al medio día como por la tarde.
Duró un par de meses hasta que ella empezó a ir con un niño rubio más guapo que yo y por supuesto más fuerte – yo era un canijo –.
En quinto como hecho destacado diré que fue cuando empecemos hacer catalán en la escuela, de forma residual, una hora por semana y lo único que nos enseñaban eran canciones. El profesor que teníamos era una buena persona, que con los años se convertiría en un famoso naturalista reconocido internacionalmente con varios premios: entre ellos uno de que otorga Nelson Mandela.
También tuve por primera vez conciencia de la muerte: una compañera de clase jugaba en su barrio, que estaba en construcción, por encima de una pila de vigas de cemento y no se sabe cómo se volcaron atrapándole el pecho y provocándole la muerte.
La enterraron vestida de comunión… Parecía dormida.
Los siguientes años como preadolescente no fueron precisamente muy buenos para mí, mis compañeros me trataban de “loco” e incluso me llamaban “Quijote” – Hacían una serie de dibujos llamada así-, no comprendían algunos de mis comportamientos.
En estos años conocí a un matrimonio de profesores que de buenas a primeras nos dijeron que los tuteásemos y que suprimiéramos el Don y la Srta. y dijéramos su nombre directamente.
Con ellos me sentía a gusto, estudiaba más que cuando se imponía la ley del más fuerte que por supuesto eran los profesores.
Mis compañeros empezaron a llamarme poeta en un tono despectivo, por mi manera de hablar y esa locura que ellos me atribuían a mí y a una profesora de lengua enamorada de la poesía, sobre todo la de Miguel Hernández.
El caso es que les hice caso y he escrito muchos poemas en mi vida, que luego tiré aunque conservo alguno de hace unos diez años.




Os lo dejó aquí:


¿Quién soy?

¿Quién soy?
¿Qué me atormenta?
Soy un pobre hombre,
Atormentado por el desamor.
Noches largas de llanto oculto,
tristeza perenne,
en un corazón malherido.
Apareciste tú…
El llanto se fue,
mi alma triste
ahora sonríe
La oscura noche cerrada,
brillante y estrellada
se ha vuelto.
Mi corazón
enamorado
ya no recuerda
el pasado.
Mi corazón
sólo quiere vivir el presente
junto a ti,
pequeña princesa.
La piel se me eriza
pensando en tus caricias,
me corre un escalofrío,
cuando pienso en tu perfume,
en tu olor embriagador
de flores perfumadas.
Mi corazón
palpita acelerado,
brinca cuando te ve.
Mis pupilas se contraen
porque vas resplandeciendo.
Busco tu cuerpo,
te abrazo, te beso
el cuello y la boca,
siento tu respiración profunda
Nuestros cuerpos se funden,
se vuelven uno.
Entre las sábanas se pierden,
se confunden,
saltan chispas,
se conjugan los planetas…
Amanece tres veces.















































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