martes, 18 de febrero de 2014

Miriam

Mi hija Miriam tenía cinco años cuando le escribí este humilde poema.
  

Miriam

Pequeña Miriam
querubín celestial, 
trigo son tus cabellos
y el mar está en tus ojos.
Tu pequeño cuerpo
menudo y frágil
parece que se vaya a romper
cando te tomo en mis brazos.
Cachito mío
movimientos miméticos, 
graciosos.
Sonrío cuando te veo,
feliz me siento.
Piel trasparente, suave, 
aterciopelada,
con ese olor a rosas mojadas,
penetrante y limpia.
Me emociono cuando te acaricio,
cuando me dices papa, papa...
Te quiero, con esa vocecita
que me suena a música. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario