Voy navegando por un río, busco - porque me ha dicho que existen - aguas tranquilas, siempre escojo mal, elijo las aguas más turbulentas, y aunque mi barca no acaba de undirse, sí que el agua me golpea en el rostro con fuerza, me hace daño.
Redirijo mi bote hacia los meandros, parece que el agua se ha amansado... es solo un espejismo unos cuantos metros más allá, el destino se vuelve a reír de mi y unas inmensas cataratas se presentan amenazantes.¿Lograré salir de está nueva prueba sin daño alguno? No, no lo creo, estas cosas siempre te dejan huellas en el cuerpo, en el alma y arrugas en la cara.
¿Dónde están esas aguas de la tranquilidad que a mi me prometieron una vez, existen o es qué soy tan tonto qué no las se ver?
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