ANÁLISIS
DEL PERSONAJE CENTRAL DE LA OBRA CRIMEN Y CASTIGO DE FIÓDOR DOSTOIEVSKI
El
narrador presenta al protagonista Raskolnikov como una persona inestable casi
esquizofrénico, con sueños diurnos (fantasías), con ideas fijas y obsesivas.
Con arrebatos de ira (pulsiones de muerte)
que combina con un altruismo extremo que luego el mismo se recrimina, Por
ejemplo después de darle el dinero a Marmeladov (viejo funcionario en paro,
padre de la prostituta Sonia) comenta: “menuda tontería he cometido, ellos
tienen a Sonia y yo necesito el dinero”.
Podríamos decir que el principio de realidad lo tiene muy atenuado y no porque sea un
iluso, pero sí que es un idealista, que se mueve más por el principio del placer. Es posible que la figura paterna no la
tenga muy presente, es decir la figura de la ley, que es la que representa el
padre, su madre viuda y su hermana más pequeña, hacen que predomine en su
carácter el principio del placer, lo
cual también provocaría en él esa inclinación a las letras, él estudia derecho,
pero tiene dotes literarias, por ejemplo ha escrito en un artículo en una
revista donde habla de los hombres extraordinarios, a los cuales se les puede
permitir ciertas licencias que a los hombres ordinarios no, por supuesto él se
siente uno de estos hombres extraordinarios.
Como
hemos dicho más arriba Raskolnikov se comporta de una forma esquizoide con una
actitud de omnipotencia que le hace creerse superior a la mayoría de los
mortales; tiene una actitud de desapego y aislamiento; una preocupación por la
realidad interna, ya Dostoievski con el nombre del protagonista nos da una
pista, el nombre Raskolnikov viene de rascol
que en ruso significa separación, escisión es decir que quiere vivir
escindido, separado de la sociedad. Se puede decir que tiene disociaciones en
el Yo, que le hace dudar de las motivaciones por las cual comete el crimen, o
le hacen adoptar una actitud narcisista
como forma de defensa ante la ansiedad que le provoca sentir amenazado su ideal
del yo, este ideal del yo le produce infelicidad, ya que se siente
incomprendido. También el hecho de tener que vivir con la ayuda de su madre y
su hermana producen en él un sentimiento de culpabilidad, agraviado por la carta que le envía su madre con el
futuro matrimonio de su hermana (Dunia), lo que él cree que es un sacrificio por parte
de su hermana, sacrificio por él. Sacrificio que él compara al que hace Sonia
que se prostituye para ayudar a su padre y sus hermanastros. Dice Raskolnikov
en un soliloquio: “Entonces, ¿cómo no sacrificar a una muchacha por ese
primogénito? ¡Oh, Corazones queridos e inicuos! Pero qué: en semejante caso ni
siquiera, en rigor, rechazaremos la suerte de una Sonia, Sonia Marmeladovna,
Sonia eterna desde que el mundo es mundo. Y el sacrificio, el sacrificio, ¿lo
medisteis las dos? ¿De veras? ¿Es soportable? ¿Es útil? ¿Es razonable? ¿Sabes,
mi pequeña Dunia, que la suerte de una Sonia en nada es peor que la tuya con el
señor Lujin?”
El
Narrador llegado a este punto nos dibuja un Raskolnikov que se plantea que
podría hacer él para evitar ese casamiento por dinero. Recuerda que conoce una vieja usurera que
vive con su hermana a la que maltrata, decide llevarle una sortija que le
regaló su hermana para empeñarla, y empieza a tener ideas homicidas hacia la
vieja.
Curiosamente
entra en una taberna y siente una conversación entre un estudiante y un oficial
del ejército que hablan sobre la vieja, lo mala persona que es, que es como un
“parasito”, que no quiere a nadie, que incluso maltrata a una hermana menor,
que al contrario de ella es muy buena persona; el estudiante llega a decir que
la mataría; Claro que al final de la conversación dicen que todo es una broma (fantasía escondida
detrás de la comicidad o el chiste según
Freud, se verbaliza la fantasía en medio de una broma ocultado la verdadera
intención) y que las cosas son como son y no se pueden evitar. Pero Raskolnikov empieza a cavilar, y se pregunta por qué su
ánimo está tan perturbado si la idea que tuvo (matar a la vieja) es solo una
fantasía; Raskolnikov es bastante permeable a las ideas de los demás, a pesar
de todo su carácter narcisista, y el hecho que la idea del crimen la hayan
formulado un estudiante y un oficial del ejército todavía le cala más. Lo que
le preocupaba es por qué se descubren tan fácilmente los crímenes y por qué
encuentran huellas de los asesinos tan fácilmente. Según su juicio la razón
principal consistía no tanto en la imposibilidad natural de ocultar el crimen,
como en el criminal mismo; todos los criminales experimentan en el momento de
cometer el crimen como un desfallecimiento de la voluntad y el juicio, y se
apodera del criminal como una enfermedad que persiste en el tiempo (aún después
del crimen) hasta desaparecer como cualquier otra patología. “El problema está
en saber si es la enfermedad es la que engendra el crimen o si el
crimen mismo va siempre acompañado, por su misma naturaleza, de cierto género
de enfermedad”. Cuestión esta que Raskolnikov no cree poder resolver. Pero a la
muerte que él se refería, pensaba que no se produciría tal sensación, tal
derrumbamiento moral, ya que lo que él iba acometer no es un crimen, sino un bien
a la sociedad, porque libra a la sociedad de lo que él llama un “piojo”, que es
la anciana usurera.
Pero a la pregunta que Raskolnikov se hace, le podemos contestar que en su
caso al menos, es “la enfermedad” la que engendra el crimen ¿De qué enfermedad
se trata? La respuesta la dio Freud: “los que delinquen por sentimiento de
culpa”. Freud Comenta:”(…) la conciencia de culpa preexiste a la falta; la
culpa no procede de la falta, sino a la inversa, la falta proviene de la
conciencia de culpa. A estas personas es lícito designarlas como << criminales>> por sentimiento de culpabilidad” (Los
que delinquen por sentimiento de culpabilidad. Extraído
de: Sigmund Freud. Obras completas. Volumen 14 [1914-1916]. Amorrortu Editores.
Bs. As., 1979, p. 338).
El
hombre es culpable, intencionalmente es un criminal, su crimen reside en la
fantasía y en los deseos culpables de la infancia, porque la pulsión de muerte
exigió y obtuvo, de una u otra manera una satisfacción. Las satisfacciones
disfrazadas, secretas, ocultas a la espera de aflorar se manifiestan por
síntomas: la culpabilidad es asimilable a esos síntomas, y esperan un acusador
para satisfacer la pulsión de muerte,
como una pulsión masoquista, es decir de autodestrucción.
Raskolnikov
es un hombre que no ha podido vencer la tentación, es cierto que ha dudado de
llevar a cabo su plan, este se le presenta como una fantasía que pasa por su
mente más allá de su voluntad, luego de la carta de su madre, el sueño con su
padre, donde él se agarra fuertemente a su mano mientras ambos ven como Nikolai
mata a la pobre yegua a bastonazos, la inmovilidad del padre que no hace nada…
él tiembla y su padre lo único que dice es que se tienen que ir, que ellos no
tienen que hacer nada ante lo que sucede. Él no dice haber odiado a su padre,
pero describe su cobardía, por no intervenir en el asesinato de la yegua… Nada
hizo, no logró sostener al niño, luego se perdió entre la gente hasta que
reapareció cuando el asesinato ya se había cometido… Describe su desolación y
su profundo sentimiento de desamparo. Todo esto hace que su fantasía, y su idea de ser
superior a su padre (el hijo pretende ocupar el lugar del padre como en
complejo de Edipo, o la descripción que hace Freud de la jerarquía dentro de la
familia en Tótem y tabú) se
manifiesten en el asesinato de la vieja usurera.
Para
Raskolnikov, el asesinato de la vieja usurera es, más allá de la acuciante
necesidad de dinero, una prueba que él debe pasar para convencerse de que él
pertenece a la categoría de los elegidos en cuyo caso no habría de sentir
ningún tipo de arrepentimiento.
Raskolnikov, cae como en aletargo después de los crímenes tiene
sueños repetitivos que le devuelven una y otra vez al escenario del crimen, los
revive en sueños, tiene pulsiones de muerte
y por ello se ve obligado a recordar lo que no quiere recordar, creándole
angustia que es una necesidad del Yo, angustia que lo prepara para un peligro venidero, el dolor
del cuerpo, su enfermedad se relaciona con aquello que habla de su culpa; el
inconsciente domina su mente, queda sustituido el principio del placer por el
principio de realidad o supervivencia, repite el sueño a la espera de algo
mejor, de retornar al principio del
placer, volver al estado anterior a la génesis de la vida, que es el
objetivo final de las pulsiones de muerte.
Otro
aspecto que podemos encontrar en Raskolnikov es el deseo de ser “reconocido”,
como diría Lacan, por los demás reconocido como “extraordinario” como un
Napoleón o un Mahoma, pero no lo consigue, y se da cuenta que él pertenece a
los hombres “ordinarios”. Se convierte en un ser herido por el fracaso,
arrojado a la insignificancia y portador de sus pensamientos torturadores en
secreto. Cuando ya no puede soportar su tortura se confiesa a Sonia, ella es pobre
y buena hija, es una mujer de corazón puro, lo ama con devoción, cuenta los
hechos y se siente mejor como una descarga de un peso, el peso de la
culpabilidad (como sentía el borracho Marmeladov o el expatrón de Dunia, Svidrigailov,
que el sentimiento de culpa y de miseria
ética los conduce al suicidio). Raskolnikov cree que solo ella puede,
entender su crimen y ella solo sea capaz de perdonarlo; solo después puede
dirigirse al fiscal y declararse culpable. Parece que Dostoievski tiene la idea
que el pecado es la única verdadera comunión entre las criaturas. Para
Dostoievski, parece que no hay otro medio de alcanzar la redención que
partiendo del pecado… Culpa y expiación equivalen a culpa y redención. Parece
resumir con esto toda la esencia de su cristianismo.
Un caso
claro de esto lo encontramos en Marmeladov (que ya hemos citado más arriba),
que bebe para olvidar su condición de miserable, miseria que le ha producido la
misma bebida que lo ha dejado sin
trabajo. Es tan miserable que roba el dinero que su mujer tiene para dar de
comer a sus hijos pequeños, pide dinero a su hija que se prostituye, para
beber. Él tiene claramente un deseo de autodestrucción (Pulsiones de muerte), y se siente aliviado de su culpa cuando su
mujer le pega, aguanta el castigo sin queja (como un gusto masoquista), hasta
como él dice con placer; También llega a decir: “¡Bebo porque quiero sufrir
doble!” Este deseo de autodestrucción lo lleva al suicidio. La muerte en su
caso es la expiación de sus pecados.
Freud
rechaza la doctrina dostoievskiana de que “solo alcanza el grado supremo de
eticidad quien ha llegado hasta la pecaminosidad más profunda”. Sigue diciendo
Freud: “Ético es quien reacciona ya ante la tentación interiormente sentida,
sin ceder a ella (…) pero quien alternativamente peca, y luego, en su
arrepentimiento, formula elevados reclamos éticos parece que arregla las cosas
según su comodidad. No ha realizado lo esencial de su eticidad, la renuncia,
pues la vida ética es un interés práctico de la humanidad (…) Quien así actúe se parecerá a los bárbaros
del tiempo de las invasiones, que asesinaban y luego pagaban una multa, con lo
cual esta, era una técnica para posibilitar el asesinato. Iván el Terrible no
se comportaba de otro modo; y aún este componente con la eticidad es un característico
rasgo ruso” (S. Freud, Dostoievski y el
parricidio, 1928).
No
podemos olvidar que Freud habla de Dostoievski y nos tenemos que preguntar de
dónde viene esa tentación de catalogar a
Dostoievski como criminal y Freud dice: “en el criminal hay rasgos esenciales:
el egoísmo sin límite y las intensa tendencia destructiva; estos dos rasgos se
exteriorizan en el desamor y la falta de valoración afectiva” (S. Freud, Dostoievski y el parricidio, 1928). Se
acuerda Freud de lo opuesto en Dostoievski: su gran necesidad de amor y su gran
capacidad de amar. Y lo resuelve así:” La contradicción se resuelve entendiendo
que la fortísima pulsión destructiva de Dostoievski, que fácilmente lo habría
convertido en un criminal, en el curso de su vida se dirigió sobre todo hacia
su propia persona y se expresó como masoquismo y sentimiento de culpa” (S.
Freud, Dostoievski y el parricidio,
1928).
Raskolnikov
reniega de su acto dice:” Debía haberlo sabido. ¿Y cómo me atreví,
conociéndome, presintiéndome, a esgrimir el hacha y derramar sangre (…) Eso de
la vieja es un error… Yo no quería más que saltar cuanto antes el
obstáculo,…pero el obstáculo no lo salvé; me quede en el lado de acá… Quizá yo
mismo sea un piojo, todavía más repulsivo e innoble que el piojo asesinado”. Él
pensaba en un comienzo que tenía toda la fuerza, toda la inteligencia que le
permitiría ubicarse en el orden superior que había creado; por eso cuando le
dice al policía que él no se tiene por ningún Napoleón, ya había comenzado a
darse cuenta que él no pertenecía a la categoría de los hombres superiores,
sino al tipo de hombres que él había colocado en el plano de los hombres
despreciables.
Hay
expresiones que parecen como de arrepentimiento, pero que más que movido por la
culpa parece lamentarse de su gran error. Al final de la obra en el epílogo,
Raskolnikov no es ajeno a su acto, pero reniega de él renegando su significado
criminal. Su teoría, devenida creencia le impone el reconocimiento de
criminalidad de su acto. Por eso también su ejecución es una realización del
deseo del Otro (ese gran Otro que es el conjunto de hombres grandiosos que
fundamentan su teoría), observemos les elucubraciones que facilitan el camino
hacia la regeneración: Raskolnikov reflexiona:”¿En qué era mi idea más estúpida
que otras ideas y teorías que ruedan y chocan contra otras por el mundo y así
lo aran mientras el mundo exista?”
“Veamos:
¿por qué mi conducto os resulta tan torpe? – decía él para sus adentros – ¿Por
qué fue…criminal? ¿Qué significa vuestra criminalidad? Mi conciencia está
tranquila. Cierto es que se consumó un crimen de pena capital; cierto que se
infringió la letra de la ley y se derramó
sangre; bueno tomad mi cabeza por la letra de la ley… ¡Y basta!”
Es
notable la manera de expresarse:” es cierto que se cometió un crimen”; “es
cierto que se derramó sangre” “es cierto que se infringió la ley” habla como de
cosas ajenas a él, en un no compromiso subjetivo, ya el narrador en algunos
pasajes nos dice: todo, hasta su crimen, su condena y su deportación, le
parecían un hecho exterior, ajeno, no relacionado con él. He aquí la escisión.
Lacan
Comentando el Esquema del psicoanálisis
remarca que cuando Freud mismo dice: “se estaría tentado de calificar como
astuta y hasta maliciosa esta manera de tratar la realidad” a través de la
escisión, ironiza menos sobre el Yo en su función de síntesis que sobre el
sujeto en su relación con la ley.
En Freud se ve que el concepto de renegación
propio de la psicosis, y luego del fetichismo ha conducido al concepto de escisión,
para dar cuenta del carácter parcial de la regeneración.
Raskolnikov
reniega de su acto, lo cual no puede asumirlo como propio. Está siendo
castigado por una culpa que no asume, por ello el castigo no es verdaderamente
efectivo para aliviar sus tormentos por vía de la expiación. Sin embargo, como
la culpa puede negar, pero no desaparecer, nos hace pensar que esta culpa, que
se ha sustraído de su conciencia, es trasmitida
a través del sufrimiento corporal; fiebre, temblores, abatimiento físico,
etc. Para llegar a esta conclusión recurrimos a Freud, quien en el artículo ya
citado de Los que delinquen por
sentimiento de culpabilidad, refiriéndose a los casos en que el sentimiento
de culpa no aparece en la conciencia, dice que: “había podido demostrarse su
preexistencia, por toda una serie de otras manifestaciones y efectos”.
También
en Raskolnikov, podemos observar, antes de cometer el crimen una serie de otras
manifestaciones que expresan, no ya, la culpa corriente que sintió ante el
sacrificio de su madre y su hermana, sino ese sentimiento de culpa
(inconsciente) anterior al crimen. Muchos malhechores sufren previamente una
gran tensión que se le alivia después de cometer la falta por la expectativa
del castigo que conlleva la expiación (sentimiento masoquista, relacionadas con
las pulsiones de muerte). Esto no
ocurre en Raskolnikov, no siente ningún alivio porque no puede expiar una falta
que no asume como propia.
Si para
Dostoievski culpa y expiación es el origen de la redención, esto no le ocurre a
Raskolnikov. Dostoievski le tiene reservada otra vía de redención… El amor, a
Raskolnikov al final no le importa su fracaso como hombre superior, desde que
se siente colmado por el amor a Sonia acepta con naturalidad su condición de
simple ser humano y comienza su regeneración (el poder del amor).
Dostoievski
escribió en alguna ocasión:” En nuestro planeta solo podemos amar sufriendo y a
través del dolor; no sabemos amar de otro modo ni conocemos otra clase de
amor”.
Jorge
Martín Gálvez
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