jueves, 22 de enero de 2015

EL ANDÉN

Se han fijado en los andenes de las estaciones, llenos de gentes mirando el móvil, clavando sus ojos en una pantalla parece que haya una conexión, como si un flujo emanara de los ojos y fuese absorbido por el teléfono, las caras se deforman,perdiendo la sustancia humana, parecen los rostros inexpresivos de los robots y los ojos mirando al infinito interior del smártphone. Estas diminutas máquinas tienen sentimientos endemoniados y perturban la paz y la estructura de una sociedad ridícula, donde por ejemplo: unos comensales en un restaurante prefieren mirar una y otra vez el ingenio luminoso que hablar con su partenaire. La comunicación tal como la hemos conocido está desapareciendo, y se va convirtiendo en un cumulo de signos abreviados y de grafías que buscan la sonoridad para significar palabras, que nos hacen perder nuestro preciado idioma. Idioma que además está sufriendo los indemnes ataques de una lengua, que por lo visto es más moderna y más prestigiosa de utilizar, que una lengua mezcla de diferentes culturas y rica en matices semánticos

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