Hoy
me mirado al espejo durante cinco minutos, no ha sido de pasada, como siempre, sino fijándome en el señor que
tenía delante, he tardado unos segundos en reaccionar… ¡Pero si soy yo!, ¡Qué
viejo estoy! El tiempo pasa inexorable dejando huellas en mi rostro: en mi
cabeza cada día tengo menos pelo o en mi
cuerpo donde la fuerza de gravedad injusta hace que todo caiga.
Dónde
fue a parar aquella piel suave, la musculatura prieta y sobre todo esos rizos rubios que tanto me
hacían presumir. Sí, ahora dirán los que lean esto “los años té han dado más
experiencia y una culturilla de popular que té ha enriquecido”… Sí, pero el pago ha
sido alto y además yo que no aprendo con facilidad me he llevado muchos golpes.
El
tiempo me ha dado dos hijas a las que
quiero mucho y posiblemente sea lo más importante que he hecho en esta vida,
pero también me ha ido quitando compañeros de viaje y con ellos un poco de mí
mismo.
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